Siento ese malestar que he experimentado muy pocas veces en mi vida, el de la fiebre, aunque no lo es, se trata del calor húmedo de esta recóndita parte del mundo. Me hace recordar un día que me metiste en la ducha con agua fría para hacer bajar la fiebre. Al principio, no ubicaba el recuerdo en el tiempo. Luego me viene a la cabeza. Ya no estábamos juntos, tú viniste a verme al piso, sigo preguntándome por qué siempre al piso. Trajiste una botella de vermut. Cogí anginas, si te soy sincera creo que fue al besar a otro. Y estábamos en mi balcón, bebiendo, riendo, hablando alto por encima del ruido del tráfico. Yo pensaba que me estaba subiendo el alcohol hasta que tú me miraste, preocupado, me tocaste la frente y me dijiste que había que actuar rápido. Me llevaste a la ducha y sentí que el agua se evaporaba antes de llegar a mi cuerpo, me acordé también de Australia, cuando me desmayé en la ducha y el agua seguía corriendo por mi cuerpo inconsciente.
Y me arropaste con la toalla, me secaste. Me guiaste hasta el colchón del salón donde mil veces habíamos hecho el amor y me acostaste allí. Me volviste a hablar de campos de lavanda y de mi ser meciéndose en una hamaca para que me quedase dormida. Yo me agarraba fuerte a ti, los ojos cerrados, aunque quería abrirlos. Y lloré, tú me preguntaste por qué y te contesté que tenía miedo de quedarme dormida y que no estuvieras cuando abriese los ojos. Me dijiste que te tenías que ir y me abrazaste fuerte.
Habría hecho cualquier cosa por ti en aquel entonces. Aunque hubiese estado a punto de morir, habría fingido estar en perfectas condiciones para alargar un poco más el rato de estar junto a ti. Qué lástima que aún no supiese que no quiero retener a quien no desea estar a mi lado.
Supongo que la contradicción es que yo pensaba que sí querías, pero que algo te lo impedía. Me pregunta qué haría si volvieses a mi vida, le digo que no lo sé, que creo que no recaería porque entonces sí que me cabrearía tu actitud, si me volvieses a escribir sería de mala persona ya, pero lo cierto es que no puedo asegurar qué haría. Me encanta imaginarme en escenarios hipotéticos, pero uno no puede avanzarse a lo que sentirá o cómo actuará.