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Ian brady & myra hindley: los asesinos del páramo

Publicado el 07 agosto 2017 por Orlok @afriasangre
Por fin Ian consumaría lo que debía ser su fantasía final. Su perversa mente había ido construyendo lentamente con el tiempo, lo que él llamaba el ‘placer supremo’. Su pareja iba a ser la cooperadora necesaria para alimentar su sed sádico-sexual.
Ella iría con la furgoneta delante, él detrás con la motocicleta. La primera víctima fue Pauline Reade, de 16 años de edad. Myra la persuadió para que subiera al coche. Le dijo que había perdido un guante y que la necesitaba para ayudarla a encontrarlo, a cambio le regalaría algunos discos de música. La joven accedió. Poco después fue agredida sexualmente a la vez que torturada hasta que Brady le cortó la garganta. Finalmente la enterraron en la pradera de Saddleworth. Al regresar, lavaron el coche para no dejar huella. El arma asesina y la ropa de la víctima fueron quemadas.
Myra que siempre complacía a Ian, fuera cual fuera su petición, creía que esta vez su pareja iba a estar si cabe más contenta. Pero no fue así, Ian enfrió su relación con Myra. Empezó a visitar el bar gay “Rembrandt”, en Manchester. A su regreso, tan sólo le dijo a Myra que la próxima víctima debía ser más joven. Pauline había ofrecido demasiada resistencia.
Cuatro meses después, el atardecer del 23 de noviembre de 1963, John Kilbride, de 12 años desapareció en un mercado de Ashton-under-Lyne (Lancashire). Hindley y Brady se ofrecieron para llevar al chaval a casa con su vehículo, con el pretexto de que sus padres estarían preocupados por él. Como la anterior víctima, fue violado, asesinado y enterrado.
El 16 de junio de 1964, recién cumplidos los doce años, Keith Bennett desapareció cuando se dirigía a casa de su abuela en Longsight, Manchester. Hindley lo atrajo hacia su vehículo, donde Ian aguardaba en la parte trasera, pidiendo ayuda para cargar unas cajas; después ella prometió llevarlo a casa. La realidad era otra. El muchacho fue violado y asesinado en un paraje de Saddleworth Moor.
Poco más de medio año después, el 26 de diciembre de 1964, Myra y Ian fueron a un recinto ferial en busca de otra víctima. Encontraron a Lesley Ann Downey, de 10 años. Cuando se aseguraron que estaba sola, se acercaron y deliberadamente dejaron caer algunos paquetes cerca de ella. Seguidamente, la convencieron para que les ayudara a llevar la compra a su casa. Una vez allí, fue amordazada y forzada a posar para fotografías mientras era agredida, asesinada y después, enterrada.
La tarde del 6 de octubre de 1965, Hindley y Brady se dirigieron a la estación central de Manchester. Ella esperó en el coche mientras él se dirigió a secuestrar a una nueva víctima. Minutos después, Ian accedió al vehículo con Edward Evans. Fueron a su casa y una vez allí Ian llamó por teléfono a su cuñado, David Smith para que viniera a recoger unas botellitas de licor en miniatura que tanto le gustaban. Una vez en casa de la pareja asesina, observó como Brady asesinaba al muchacho con un hacha. El chico era corpulento, y luchó inútilmente por su vida. Brady se torció un tobillo en un forcejeo por lo que acordó con su cuñado que a la mañana siguiente le ayudaría a transportar el cuerpo. Smith salió horrorizado de allí. Por la madrugada, decidió llamar a la policía desde una cabina telefónica cercana y contar lo ocurrido.
La detención
La mañana del 7 de octubre de 1965, poco después de la llamada de Smith, el superintendente Bob Talbot de la policía de Cheshire, junto con otro oficial se presentaron en casa de Brady. Se identificaron como policías y pidieron permiso para entrar ya que les habían avisado por unos disparos de escopeta ocurridos en la zona y estaban comprobando en las viviendas de la zona las armas que pudieran haber. Brady les dejó pasar sin problema y registraron la casa. Al llegar a la habitación donde estaba el cuerpo de Evans, comprobaron que estaba cerrada con llave. Pidieron a Brady que abriera la puerta. No le sirvió de nada la excusa de que la llave estaba en su lugar de trabajo. Cuando abrió, los oficiales vieron horrorizados la escena.
Brady quedó detenido, no así Myra que quedó en libertad con cargos. Los dos alegaron que fue un accidente tras una pelea con el chico. También intentó inculpar a su cuñado.
En el registro posterior de la vivienda, encontraron fotografías de índole sexual y una grabación de 13 minutos de Lesley Ann Downey gritando y pidiendo ayuda. Además, encontraron un libro escolar con el nombre de John Kilbride y otras fotografías de Saddleworth Moor, donde habían sido enterrados los otros cuerpos, lo que hizo sospechar a los investigadores que habrían más víctimas y el lugar donde podrían estar enterradas. Ciento cincuenta policías fueron llamados para buscar en el páramo. Los asesinos fueron llevados en varias ocasiones para que confesaran los lugares exactos donde enterraron a las víctimas. Myra señaló en una de las ocasiones los sitios elegidos por su compañero para enterrar los cuerpos.
El 16 de octubre de 1965 la policía localizó el cuerpo de Lesley Ann Downey. Cinco días después descubrieron el cuerpo de John Kilbride. Con la llegada del frío, se cancelaron las búsquedas en noviembre.
La sentencia
El juicio duró 14 días, iniciándose el 19 de abril de 1966. Ian Brady fue hallado culpable de los tres asesinatos sobre Downey, Kilbride y Evans, y Myra Hindley de asesinar a Downey y Evans. Los dos fueron condenados a cadena perpetua. Al finalizar el juicio, el juez Fenton Atkinson describió los asesinatos como un “caso verdaderamente horrible” y señaló a los culpables como “dos sádicos asesinos de la máxima depravación”. Afirmó que Brady era “malvado más allá de lo imaginable” y que no veía ninguna posibilidad razonable de reforma, no así pensaba de Hindley, de quien dijo que podría llegar a reinsertarse “una vez estuviera fuera la influencia de Brady”.
IAN BRADY & MYRA HINDLEY: LOS ASESINOS DEL PÁRAMO
La investigación posterior
En 1985, la policía del Gran Manchester (GMP) reabrió el caso, después que Brady confesara a Fred Harrison, un periodista del ‘The Sunday People’, que también había asesinado a Pauline Reade y Keith Bennett, algo que la policía sospechaba, aunque no tenían ninguna pista que llevara a inculpar a Brady.
Los investigadores se centraron más en Myra Hindley y la interrogaron. El punto de partida era enseñarle las fotografías encontradas en la casa de los asesinos cuando fueron detenidos, aquellas en las que aparecían los páramos de Hollin Brown Knoll y Shiny Brook, aunque no recordó si allí pudieran estar enterrados los cuerpos de las demás víctimas. Myra, ante el temor de que Ian acabara cooperando con la policía, quería asegurarse de que sólo ella pudiera obtener algún tipo de beneficio y que no fuera perjudicada, por lo que accedió a visitar el lugar y realizar una reconstrucción de los hechos.
Myra hizo dos visitas. La primera el 16 de diciembre de 1986 en Saddleworth Moor. La segunda en marzo de 1987 en Hollin Brown Knoll y Hoe Grain fue donde ella recordó estar sentada al lado donde Brady estaba enterrando a la primera víctima, Pauline Reade. Desde allí podía ver las rocas de Holloon Brown Knoll.
Finalmente, el 1 de julio de 1987, después de más de 100 días de búsqueda, encontraron el cuerpo de Pauline Reade a tan sólo 90 metros del lugar donde fue hallado el cadáver de Lesley Ann Downey. Tras el hallazgo de Reade, Ian Brady se ofreció para colaborar en la búsqueda de la única víctima que faltaba por localizar, pero las dos ocasiones en las que visitó el páramo, no se implicó en la búsqueda, alegando que el lugar había cambiado demasiado, y la segunda vez que, el 1 de diciembre de 1987 fue incapaz de localizar la tumba.
En 2003 se lanzó la Operación Maida, y se volvió a buscar el cuerpo de Keith Bennett. Ayudándose de equipos sofisticados de rastreo, incluyendo un satélite de búsqueda por movimiento del suelo. El 1 de julio de 2009 finalizaron la batida alegando los investigadores que “sólo un gran avance científico o nueva evidencia reiniciaría la búsqueda”, aunque el hermano de la víctima, Alan Bennett afirmara que nunca dejará de buscar su paradero.
Myra Hindley
Myra Hindley nació en Crumpsall (Manchester), el 23 de julio de 1942. Fue maltratada en su infancia por su padre, alcohólico. La situación económica de la familia era precaria, y Myra fue enviada al cuidado de sus abuelos. Su infancia y adolescencia transcurrió dentro de la normalidad hasta que conoció a Ian Brady en Millwards, la misma compañía donde trabajaba Brady. Pronto se enamoró de él, y el amor se convirtió en obsesión. Poco a poco se fueron aislando de su entorno y empezaron a delinquir juntos, concretamente a atracar bancos. Hindley afirmó que Brady comenzó a hablar de “cometer el asesinato perfecto” en julio de 1963. Ya en aquella época estaba totalmente abducida por la personalidad de su novio. Había leído “Mein Kampf”, todo sobre el Marqués de Sade y mucha literatura nazi, además de teñirse el pelo rubio y vestir ropa alemana para complacerle, y aceptar una relación sexual basada en el sadomasoquismo.
El 15 de noviembre de 2002 muere de un paro cardíaco, tras una enfermedad pulmonar.
Ian Brady
Ian Brady nació en Glasgow, el 2 de enero de 1938. Su madre, Margareth Stewart era soltera. La identidad del padre nunca fue confirmada. La madre de Brady siempre dijo que murió tres meses antes de dar a luz. El pequeño Ian apenas tuvo su afecto, ya que contando con pocos meses de vida lo dejó al cuidado de unos amigos que eran padres de cuatro niños, aunque lo visitaba a menudo durante su infancia. Creció siendo un niño problemático. En su adolescencia tuvo varios trabajos, y ya con 17 años atesoraba un buen curriculum de delitos menores. A esa edad fue puesto en libertad condicional después de cumplir una pena, con la condición de que viviera con su madre en Manchester. Margareth, por aquel entonces estaba casada con Patrick Brady –de quien Ian tomó el apelldio-, quien le proporcionó un trabajo. Después de cometer varios delitos más, decidió estudiar contabilidad y entró a trabajar como oficinista en una compañía de distribución de productos químicos. Era considerado por sus colegas como un tipo raro y de hecho lo era. Por aquel entonces se dedicó a la lectura del “Mein Kampf”, de Hitler –al que idolatraba-, además de las atrocidades nazis.
En 1985, después de casi veinte años en prisión fue declarado enfermo mental y trasladado a una institución psiquiátrica de Broadmoor, donde permaneció hasta el día de su fallecimiento, el 15 de mayo de 2017. Murió tras una larga enfermedad, llevándose a la tumba el secreto del lugar donde enterró a Keith Bennett.

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