Una generación de españoles pudieron tener un conocimiento mucho más amplio y más cercano a la verdad sobre aspectos escamoteados de la historia de España gracias al empeño de unos historiadores foráneos que se vieron atraídos precisamente por las sombras que cubrían parte de ese relato y a algunos de sus protagonistas. Se especializaron en España e indagaron archivos, museos y testimonios de testigos, descendientes y de quien pudiera aportar cualquier dato que esclareciera los hechos y alumbrara el conocimiento exacto de lo sucedido, sin maniqueísmo ni parcialidad. Sus libros de divulgación se convirtieron en auténticos best seller para toda esa generación de lectores hambrientos en conocer su pasado y que pueblan las estanterías de cualquier biblioteca que se precie. La obsesión que mostraron con la España del siglo XX, y también del XIX, ha obligado a establecer una nueva categoría de historiadores: los hispanistas, ingleses la mayoría de ellos, que se dedicaron a estudiar la historia reciente de España, en especial la de la Segunda República y la Guerra Civil, justamente los capítulos que no figuraban en los libros de historia del Bachillerato. De ahí, ese afán por saber lo sucedido que despertaba lo vetado en la versión oficial obligatoria.
Hugh Thomas, Paul Preston, Raymond Carr, Gerald Brenan y Ian Gibson son, entre otros, las figuras más representativas de ese grupo de hispanistas ingleses que supieron cubrir el vacío que los historiadores españoles no pudieron llenar durante el franquismo, creando una escuela que ha sido seguida por excelentes investigadores españoles, a partir de la Transición, en la que sobresalen Ángel Viñas, Juan Pablo Fusi, etc. Les mueve un interés académico por un país que siempre ha despertado la curiosidad a viajeros británicos con una visión exótica y romántica de España. Muchos de ellos se sumergen en nuestra cultura, hablan nuestra lengua y hasta se nacionalizan españoles cuando se completa una integración que les fascina. Es el caso de Ian Gibson.
Este irlandés (Dublín, 1939), licenciado en Literatura Española y Francesa por el Trinity College de Dublín, fue profesor de literatura española en las universidades de Belfast y Londres. Tras varios viajes previos (1958 y 1965), en 1978 fija su residencia en España, país al que ha dedicado la mayor parte de su producción historiográfica. Para entonces, ya había publicado La represión nacionalista en Granada en 1936 y la muerte de Federico García Lorca (1971), publicado en español por la editorial Ruedo Ibérico (Francia) y que estuvo prohibido en España hasta el restablecimiento de la democracia. Especialista en historia contemporánea, Ian Gibson profundiza sus estudios biográficos sobre este poeta fusilado en Granada y otros destacados artistas de su misma generación: el pintor Salvador Dalí y el cineasta Luis Buñuel.
Ahora, cuando se cumplen 50 años de su llegada a Granada, Gibson cede todo el archivo documental que posee sobre Luis Buñuel a los fondos del Museo Casa Natal de Federico García Lorca , de Fuente Vaqueros (Granada), gracias a un acuerdo firmado entre el investigador y la Diputación de aquella provincia andaluza. Se trata de una colección compuesta por más de 500 libros, cartas, películas y otros documentos que, dada la complejidad para su recopilación, se convierten en un archivo “único” que quedará a disposición de estudiosos e investigadores. Con esta cesión, el hispanista irlandés devuelve a la sociedad el legado que la historia de España le ha permitido atesorar, puesto que el museo ya cuenta con otros fondos de su propiedad, fruto de sus investigaciones sobre Lorca y Dalí. Por tal motivo, Ian Gibson se ha congratulado de que todo ese material esté reunido en un mismo lugar, pues opina que estos tres “genios” formaron “el triángulo amistoso-amoroso más apasionante del siglo XX”, con sus vidas y obras entremezcladas. Si hoy, no sólo conocemos con mayor precisión la historia de nuestro pasado reciente, sino que disponemos de la posibilidad de apreciar su rastro a través de las huellas documentales que lo atestiguan, es gracias a historiadores hispanistas como Ian Gibson, que nos ayudan a tener una visión global de la historia española contemporánea y una mejor comprensión de sus períodos más confusos y turbulentos, cuya influencia alcanza y determina en gran medida el presente. Con las donaciones de sus archivos, Gibson demuestra que, además de un gran historiador, es una persona generosa y agradecida.