El objetivo de la técnica es facilitar la penetración del espermatozoide en el interior del ovocito y promover la fecundación de éste. Con la aparición de esta técnica muchas parejas con factor masculino severo han podido realizar el sueño de ser padres.
El ICSI se realiza bajo un microscopio y con ayuda de unas micropipetas se manipula tanto el ovocito como el espermatozoide elegido para ser inyectado. Podemos resumir la técnica en las siguientes fases:
Inmovilización del espermatozoide
2. Microinjección del espermatozoide.
Es una técnica compleja y delicada que requiere de un entrenamiento del personal de laboratorio. Una vez realizado el ICSI, los ovocitos microinyectados se mantienen en cultivo hasta la posterior valoración de la fecundación.