El ictus, es una enfermedad cerebro vascular, usualmente conocido como Accidente Cerebro Vascular -ACV- , que afecta a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro.
Entre los factores que pueden aumentar las posibilidades de padecer riesgo y que se mantienen fuera de nuestro control destacamos: la historia clínica familiar, la edad, la raza o el sexo, y otros como la presión sanguínea elevada, la diabetes Mellitus o el colesterol alto, la obesidad, el tabaco, las drogas o el consumo de alcohol excesivo, que si se pueden controlar.
En general, el ictus es de rápido desarrollo y de inicio súbito. Según el área del cerebro afectada se producen distintos síntomas, como confusión, dificultad para hablar o entender, pérdida de equilibrio, problemas de visión y dolor de cabeza repentino y adormecimiento o debilidad repentina en la cara, el brazo o una pierna.
Cuando el ictus afecta a la región derecha del cerebro, la parte izquierda del cuerpo será la que tendrá problema y podrá aparecer pérdida de memoria, comportamiento acelerado, parálisis del lado izquierdo del cuerpo y problemas en la visión. Si la parte afectada es la región izquierda del cerebro, la parte afectada será la izquierda de la cara y la derecha del cuerpo y se puede ocasionar: pérdida de memoria, comportamiento lento, parálisis del lado derecho del cuerpo, y problemas en el habla o en el lenguaje.
El tratamiento varía si el ictus es causado por bloqueo de una arteria o debido a la ruptura de un vaso, del mismo modo, para asegurar la supervivencia, es necesario seguir unas pautas:
Reconocer los síntomas y signos del ictus, registrar cuando ocurren por primera vez, y comunicarse con rapidez con los servicios de emergencia, no se asuste si se requiere una cirugía, ya que se debe eliminar el coágulo que bloquea las arterias del cerebro.