Ida hace gala de un excelente trabajo de fotografía en blanco y negro que juega a la perfección con las sombras, los contrastes y los claro-oscuros para dotar a la película de un ambiente frío, sombrío y triste, tanto como los personajes que la habitan.
Lástima que esa sea su gran baza pues, si bien las interpretaciones de las dos protagonistas son muy buenas, no estaría de más que sirvieran para dar vida a una historia más interesante. La historia es el punto débil de este film. El tema de la huerfanita en busca de sus orígenes para descubrir quién es y qué sucedió con sus padres está tan visto que aburre a las ovejas. Incluso en este caso, la propia Ida parece la menos preocupada por descubrir dichos orígenes.
Es cierto que el fuerte contraste entre las protagonistas, una joven a punto de meterse a monja y su tía, una jueza bastante libertina y con querencia por el alcohol y el sexo, es un punto a su favor que la hace un poco más amena por momentos, pero en general la película es simplona y algo lenta. Por no mencionar un previsible y típico desenlace.
Nota: 5,5/10