Ideas brillantes para que tu cocina supere cualquier contratiempo
¿Tienes una cocina pequeña, oscura … irregular tal vez? ¿una cocina donde solo se puede tomar el café de pie? ¿grande pero con muebles que parecen devorarlo todo? Nuestro objetivo hoy no es convertir a Cenicienta en princesa con un simple lavado de cara —o lo que es lo mismo, pintando los muebles—, sino ahondar en esos otros defectos que tienen nuestras cocinas y que solo se solucionan con un poco de creatividad.
Cuando la arquitectura no acompaña
Problema: No sabes cómo has llegado a este punto, pero tirando paredes por aquí y por allá, has acabado con una columna ¡en medio de la cocina!! Y ahora ni sabes dónde encajar la mesa.
Solución: Pues como dirían los guiris, piensa ‘out of the box’ (o lo que es lo mismo, nada de reglas pre-establecidas). No siempre es necesario colocar todo el mobiliario formando escuadras perfectas. ¿Conoces la palabra ‹oblicuo›? Pues es la que han usado en esta cocina para situar la mesa de manera que sea funcional y cómoda para los usuarios.
Cuando el espacio es mínimo, ¡minimísimo!
Problema: Resulta que la vitro y el fregadero has de colocarlos, sí o también, en el mismo frente, pero te encuentras con que este es escaso —bueno, a juego con el resto de la minicocina—. Y claro, para fregar con desparpajo necesitas espacio suficiente al lado de la pila, lo cual implica prescindir del almacenaje lateral que tanto necesitas.
Solución: No todo es blanco o negro. Recuerda que también hay grises. Recorta el mueble lateral. Deja un hueco para que tus manos se muevan con soltura debajo del grifo, y aprovecha el resto del espacio hasta el techo para almacenar. Así, no prescindes del almacenamiento superior, pero tampoco dices bye-bye a los 30cm mínimos (más es mejor) que debes dejar siempre a cada lado del fregadero —45cm mínimo si hablamos del espacio entre fregadero y placa—.
Problema: Tu cocina es un tubo. Sí, no llega al tubo de ensayo pero poco le falta. Y claro, con menos de 2 metros de ancho, ¿cómo vas a poner muebles a ambos lados? ¡Imposible!
Solución: Imposible no hay nada. Blanco, mucho. Y es que en estos casos, el blanco total es tu aliado. Y el minimalismo también. Instala muebles de suelo a techo en un lateral, donde incluyas hornos, frigo, lavadora, secadora —y ya puestos, la roomba también—. Sitúa la placa al fondo, con campana integrada para que el minimalismo sea más efectivo, y para bordar el famoso triángulo de trabajo, instala el fregadero en el otro lateral con muebles bajos. Con que dejes un espacio mínimo de 70cm en el centro para poder abrir armarios, la cocina será todo un éxito.
Cuando la mesa es un engorro
Problema: Vives en un apartamento donde los metros escasean. Necesitas una mesa, claro, pero no para cada día de la semana pues la vida solo te permite comer como Dios manda … ¡el domingo!.
Solución: Olvida los convencionalismos y opta por mesas de quitaypon. Disimulada entre los muebles bajos de la cocina, te servirá cada día como encimera sin molestar visualmente. Cuando llegue la hora de usarla, un simple movimiento de muñeca y voilà … ahí está. ¿Las sillas? Plegadas y colgadas en la pared —como siempre te recordará Ikea—.
Problema: Lo positivo es que tienes espacio para colocar una isla. Lo negativo es que debes elegir entre usarla como cocina o como mesa para cuatro.
Solución: Donde comen cuatro, comen cinco. Esto es: coloca la cocina con su horno en un extremo de la barra, adosa la campana a la columna para que no moleste y disfruta del resto de la encimera. Será un espacio versátil que podrás usar tanto para preparar los alimentos, como para degustarlos posteriormente.
Problema: Vivir en un ático supone a veces perder espacio debajo de una cubierta inclinada. Y precisamente, espacio no es lo que te sobra.
Solución: Coloca debajo la barra de desayunos. Será muy agradable desperezarte con un café bajo esa luz cenital pero sobre todo, te permitirá aprovechar paredes más altas para ampliar la capacidad de almacenaje de tu cocina.
Cuando se trata de disimular
Problema: Los muebles de gran capacidad que van de suelo a techo suponen un gran impacto visual, especialmente vistos desde el lateral (por ejemplo, cuando entras por la puerta y te encuentras un muro de madera de 60cm).
Solución: Haz que el lateral sea más atractivo creando en ellos un espacio de almacenaje —una estantería de poca profundidad (30cm por ejemplo) donde colocar tu mejor vajilla—. Si además, quieres jugar al despiste, forra el fondo de la estantería con espejo. La sensación será, todavía, de mayor ligereza.
Problema: Te gusta la idea de una cocina abierta y conectada con otros espacios comunes. Sin embargo, no deseas que el desorden creativo con el que disfrutas cocinando se convierta en la conversación más animada de la mesa.
Solución: En lugar de crear el típico murete a media altura, súbelo unos cuántos centímetros más, sin llegar al techo. Forra el exterior con espejo y fliparás con el resultado. El efecto multiplicador de luz y de espacio será ahora el único tema de conversación.
¿Qué opinas de estas ideas? ¿Te ha llamado la atención alguna en especial? Cuéntanoslo en comentarios.
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