por Tatiana Gutierrez
El cerebro humano funciona de manera sorprendente, cada segundo una tarea es determinada, desarrollada y, en ocasiones, concluida. Durante este intervalo miles de ideas son procesadas, algunas brillantes y otras no tanto. Sin embargo, alguna vez se han preguntado cuántas de ellas realmente se concretan. Para el 90% de la humanidad, ninguna. Para el 10% restante, sí y son aquellos empresarios, emprendedores y, en algunos casos, los dueños del mundo, que por una sola idea, cambiaron el concepto de hacer negocios.
Al respecto, Pau García-Milá, consultor y conferencista sobre temas de innovación y estrategia para emprendedores, asegura que cada persona es capaz de desarrollar y hacer triunfar sus propias ideas, pero…
“El problema no es no tener ideas, el problema es que una vez que se tienen, lo primero que pasa en nuestra cabeza es que esa idea NO funciona. Las ideas no hay que buscarlas, éstas ya existen, y una vez que la atrapes, lo primero que debes hacer es apremiarlas y protegerlas”, comentó el experto durante su participación en el World Innovation Forum de León, organizado por World of Business Ideas (Wobi).
Pero, ¿cómo saber si tu idea es buena? Debe contar con dos cosas importantes: pasión y funcionalidad. De acuerdo con García-Milá la definición perfecta para clasificar una buena idea es la siguiente: “una buena idea es aquél pensamiento que se encuentra entre tu pasión y lo que a la gente le importa, si no cuenta con alguna de estas dos características, lo más seguro es que no funcione”.
Sin embargo, aprender a clasificarlas podría ser un ejercicio que llevaría tiempo y dedicación. Ante ello, el autor del libro “Tienes una idea, peo aún no lo sabes”, nos brinda una pequeña guía para generar buenas ideas.
1. Observa el entorno
Muchos se podrían preguntar qué observar de su día a día cuando la rutina gana. Para muchos expertos, la respuesta se encuentra ahí, en la rutina. Mira a tu alrededor cuando vas de camino al trabajo, ya sea en coche o en transporte público, de la cotidianeidad y de las necesidades básicas surgen las mejores ideas. Recuerda que la funcionalidad es primordial para hacer de una idea, un éxito.
2. Haz las preguntas correctas
Una vez que hayas tenido la idea, asegúrate de deshacerte de tu peor enemigo: tu negatividad. Una vez que lo hayas logrado, comienza por realizar las preguntas correctas para saber si tu idea es factible o no. Por ejemplo: ¿Cuál es el objetivo de esta idea? ¿Existen otras ideas similares? ¿Qué es lo que se ha hecho sobre este tema? ¿Cómo podría llegar al objetivo? ¿Qué se tiene qué hacer?
3. Explícalas
No basta con hacer la pregunta adecuada, saber responderlas de manera objetiva es necesario para saber si la idea es viable o no. Una opción que podría ayudar en esta objetividad es realizar un feedback con personas de tu círculo personal y laboral. Sin embargo, debes tener cuidado y saber a quién se lo vas a pedir. De nada servirá pedir un feedback a una persona negativa por naturaleza o alguien que es conocido por su envidia a lo innovador. Asegúrate de obtener un feedback retroalimentativo.
4. Saca una conclusión
Una vez que hayas terminado este proceso, el siguiente paso es llegar a una conclusión sobre tu idea: es viable o no. Si no lo es, no te desesperes, lo que sobran son ideas y, seguramente, encontrarás alguna que sea funcional. Si tu respuesta fue afirmativa, lo que sigue es saber qué hacer para que tu idea triunfe.
Para saber qué hacer para que tus ideas triunfen. Sigue leyendo…
¿Qué otro paso agregarías para verificar si tu idea es funcional o no? ¿Has tenido alguna experiencia? Cuéntanos cuál fue tu resultado.