Revista Salud y Bienestar
Investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia han descubierto que un grupo de componentes químicos producidos por una especie de alga marina tropical para repeler el ataque de los hongos podría tener propiedades antimaláricas para los humanos. Su trabajo se ha hecho público en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia que se celebra en Washington (Estados Unidos). Los investigadores han utilizado nuevos procesos analíticos y han descubierto que las complejas moléculas antifúngicas no se distribuyen de forma uniforme en todas la superficie de las algas sino que parecen concentrarse en localizaciones específicas, posiblemente donde una lesión aumenta el riesgo de infección por hongos.En sus estudios de laboratorio los científicos han descubierto una prometedora actividad frente a la malaria de estos componentes y el siguiente paso será realizar la evaluación en un modelo de experimental de la enfermedad.
Sin embargo, como otros posibles fármacos la probabilidad de que esta molécula tenga la química correcta para ser útil en humanos es relativamente pequeña. Los investigadores han comenzado a sintetizar el componente en el laboratorio para producir suficiente cantidad para los estudios y poder modificarlo para mejorar su actividad o reducir cualquier efecto secundario. Aunque todas las algas que estudiaron los autores del trabajo procedían de una misma especie, la sorpresa fue descubrir dos grupos distintos de químicos antifúngicos. De una subpoblación de algas, denominada tipo "tupido" por su apariencia, se identificaron 23 componentes diferentes. En un segundo grupo de algas, los investigadores descubrieron 10 componentes que combatían los hongos, todos diferentes de los que se encontraban en el primer grupo. Según explica Julia Kubanek, responsable del estudio, en el mundo natural tenemos algas que están produciendo estas moléculas y tenemos hongos que intentan colonizar, infectar y quizás utilizar estas algas como sustrato para su propio crecimiento. Las algas utilizan estas moléculas para intentar evitar que los hongos hagan esto, por lo que existe una interacción entre el alga y el hongo.
Sin embargo, como otros posibles fármacos la probabilidad de que esta molécula tenga la química correcta para ser útil en humanos es relativamente pequeña. Los investigadores han comenzado a sintetizar el componente en el laboratorio para producir suficiente cantidad para los estudios y poder modificarlo para mejorar su actividad o reducir cualquier efecto secundario. Aunque todas las algas que estudiaron los autores del trabajo procedían de una misma especie, la sorpresa fue descubrir dos grupos distintos de químicos antifúngicos. De una subpoblación de algas, denominada tipo "tupido" por su apariencia, se identificaron 23 componentes diferentes. En un segundo grupo de algas, los investigadores descubrieron 10 componentes que combatían los hongos, todos diferentes de los que se encontraban en el primer grupo. Según explica Julia Kubanek, responsable del estudio, en el mundo natural tenemos algas que están produciendo estas moléculas y tenemos hongos que intentan colonizar, infectar y quizás utilizar estas algas como sustrato para su propio crecimiento. Las algas utilizan estas moléculas para intentar evitar que los hongos hagan esto, por lo que existe una interacción entre el alga y el hongo.
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