Revista Cine

“If…”, de Lindsay Anderson

Publicado el 30 octubre 2010 por Avellanal

Del mismo modo que se establece automática asociación entre la nouvelle vague y “Cahiers du Cinéma”, resulta prácticamente imposible soslayar la revista “Sequence” cuando hay que referirse al free cinema. Lindsay Anderson, a posteriori uno de los directores más preponderantes del movimiento, pasó mucho tiempo escribiendo críticas en dicha publicación, demostrando un particularizado interés por las películas de John Ford. Desde “Sequence” se combatió al cine en exceso académico y de estudio que imperaba en Londres durante los años cincuenta; se reaccionó frente a la artificiosidad narrativa importada de Hollywood, demandando como contraposición, films de mayor compromiso con la problemática social, con la cotidianeidad proletaria. En ese sentido, If… es, posiblemente, debido a su discurso anticonformista y a su pretensión renovadora, uno de los buques insignia del free cinema.

“If…”, de Lindsay Anderson
En uno de las primeras escenas, el espectador ya puede divisar, casi de sopetón, como al pasar, un póster de Ernesto “Che” Guevara y su mirada altiva perdida en el horizonte, contrastando con la rigidez y los convencionalismos propios de un tradicional colegio británico. Que la película date de 1968, un año después de la muerte del argentino, y en plena efervescencia de las revueltas juveniles, pone de manifiesto que If… es, quiérase o no, hija de un tiempo que no es el nuestro, testimonio vivo de una época signada por sueños colectivos inconclusos. Mientras se visualiza la cinta de Anderson, es imposible despojarse del contexto histórico, social y político que la enmarca, y quizá por eso no haya envejecido del todo bien. A diferencia de, por ejemplo, A Clockwork Orange, una narración en la que la violencia y la rebelión igualmente emergen con una fuerza que fluye desde las entrañas de la inadaptación adolescente. Si bien el Mick Travis que (también) compone Malcolm McDowell, recostado en su cama y rodeado de afiches revolucionarios, al tiempo que escucha en el tocadiscos una versión de la misa en latín sobre la base de canciones tradicionales congoleñas, puede concebirse como una prefiguración del legendario Alex DeLarge completamente obsesionado con Ludwig van, lo cierto es que el filme de Kubrick de ningún modo es esclavo de un tiempo histórico; por el contrario, sus imágenes aparecen y reaparecen en nuestras retinas con una facilidad atemporal.

If… se estructura casi como una novela, diseccionada en capítulos que nunca pierden el hilo de continuidad. Al inicio, cuado se nos introduce en el primer día luego de las vacaciones de verano, nos sentimos tan perplejos y desorientados como el pequeño Jute ante los gritos de la autoridad: Run! Run in the corridor! Pronto se cae en la cuenta que el internado masculino y sus arcaicas reglas disciplinarias representan un sistema conservador y obsoleto que más temprano que tarde será puesto en jaque por los alumnos menos sumisos. En términos estéticos, el aparente clasicismo del comienzo, poco a poco termina por ceder y troncar en una narración dotada de mayor libertad, con toques de sutil surrealismo, a medida que el protagonista y sus compañeros toman conciencia e internalizan la desobediencia concebida como modo de rebelión. Los sueños de insurrección anclados en la mente de Mick Travis tienen, en efecto, su contrapartida en proyecciones oníricas que se convierten en las secuencias más gozosas de la película.

No hay que descuidar el abordaje sobre juventud y masculinidad que, sin ser muy profundo, If… efectúa de soslayo en sus casi dos horas de metraje. Anderson retrata, verbi gratia, el temor sagrado e hipócrita a la homosexualidad, la jerarquización entre pares y la crueldad inherente en esas relaciones desprovistas de fraternidad. Convergen pues, a la hora de rastrear antecedentes, Zéro de conduite de Jean Vigo, y Lord of the Flies de Peter Brook (excelente adaptación cinematográfica inglesa de la novela de William Golding). Y la duda suspensiva que siembra el título quizá encuentre su mejor subsecuente y respuesta en Elephant de Gus Van Sant.

“If…”, de Lindsay Anderson
Esta virulenta crítica al establishment británico, en la que también podrían resonar los ecos de la emblemática composición de Roger Waters “Another Brick in the Wall (Part 2)”, le debe demasiado a ese talentoso actor llamado Malcolm McDowell, auténtico fetiche de generaciones: esa imagen congelada de su rostro entre angelical y mefistofélico, cuando el apoteósico final se consuma, provoca simultáneamente un sentimiento de liberación y de horror, y como si no fuera poco, nos deja pensando. Acaso eso (dejarnos pensando) haya sido uno de las objetivos del free cinema.

If… (Gran Bretaña, 1968).
Director: Lindsay Anderson.
Intérpretes: Malcolm McDowell, David Wood, Richard Warwick, Robert Swann, Hugh Thomas, Rupert Webster.
Calificación: 7.


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