Revista Cine
Rebelión en las aulas
Ha habido varios movimientos que han ido surgiendo a lo largo de la historia del cine y uno que apareció alrededor de finales de los años 50 fue el británico Free Cinema, influenciado por uno de los más conocidos, el francés Nouvelle Vague. Los directores que se incluyeron en el grupo inglés basaban sus obras en una crítica dirigida a la burguesía y a la sociedad, y también, como sus compañeros franceses, se acercaron a un tipo de cine más independiente y contado de manera más realista. Entre esos autores, uno de los pioneros fue Lindsay Anderson que en 1968 rodó la que seguramente es su película más conocida o la que es considerada por algunos como de culto, me estoy a refiriendo a if...., que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes.
En este film, un internado es el lugar donde ocurre casi toda la historia y donde los alumnos que residen deben comportarse siguiendo unas reglas muy estrictas del profesorado. La disciplina es algo ejemplar para los responsables del lugar y no dudarán a la hora de escarmentar a sus pupilos si eso les ayuda a tener mejores modales. Los novatos son los que peor lo tienen ya que son tratados como sirvientes por los llamados celadores (que también siguen con su nivel de estudios), a los que deben afeitar, asear o hasta calentar la taza del baño. Y hay otros alumnos que también se encargan de que todo esté en orden en las habitaciones que les corresponden y son los que dependen de la conducta de sus compañeros para subir a la categoría de celador, como Stephans (Guy Ross) que lo tiene un poco difícil con el trío protagonista ya que no les hace mucha gracia que sea tan pesado con sus exigencias, avisándole de que pueden complicarle su ascenso. Estos estudiantes son los que llevan más tiempo y se llaman: Travis (Malcolm McDowell), Wallace (Richard Warwick) y Knightley (David Wood). De los tres, Travis es el más rebelde y no parece estar dispuesto a recibir tantas órdenes, ni a sufrir más castigos ni palizas. Para eso propondrá un plan radical a sus dos amigos.
Visto así parece que la cosa pinta buenas maneras, pero este es de esos casos en los que verdaderamente la película es hija de su tiempo ya que seguro que impactó en su momento, pero ahora la dureza no es para tanto; hasta la sorprendente escena final parece estar realizada mitad en serio, mitad en broma. Y esto es culpa de la dirección de Anderson que parece que va un poco al libre albedrío. Si que en algunas escenas demuestra que tiene técnica, pero durante la película vemos que va alternando el blanco y negro y el color sin ningún tipo de explicación aparente y utiliza a menudo la cámara en mano y el zoom rápido. Además, en muchos momentos la película se hace aburrida y no parece llevar un rumbo fijo, sobre todo cuando Travis y Wallace se van a la ciudad y toman café en un bar. Allí conocerán a una camarera y es entonces cuando veremos la escena más extraña de la película, aunque no hay que buscarle mucho sentido porque solamente son jóvenes con ansia de hacer lo que les venga en gana.
Algunos de los diálogos están bien resueltos, como en la escena en la que hablan los tres protagonistas sobre la peor manera de morir, pero eso no basta para rellenar casi dos horas de metraje. Y el problema más grave de la historia es su lento desarrollo, provocado por la poca relevancia en algunos hechos que se muestran y otros que son demasiado largos. Mientras va avanzando la película, el espectador ya se puede dar cuenta de que está viendo algo curioso pero mal planteado, cuyo resultado podría haber sido muchísimo más interesante. A esto le podríamos sumar que Malcolm McDowell (que era su primer papel para el cine) podría haber sido más aprovechado con un personaje un tanto mejor construido, y eso que es el que más destaca. Pero si realmente Anderson quería hacer algo diferente y rompedor, lo consiguió en parte ya que se quedó un tanto corto, pudiendo haber culminado el trabajo con mucha mejor nota si hubiera ido más al grano y no tanto por las ramas. Lo mejor sin duda es el sugerente y misterioso título, que sumado al cartel es mucho más cautivante que el resultado de la película.
"Una película hija de su tiempo, dirigida de manera equivocada por Lindsay Anderson y narrada con bastantes altibajos, con una reacción que tarda en llegar del trío de estudiantes protagonista"
critica if....