En una rueda de prensa (rara de cojones, aprovechada para presentar un nuevo refresco de Schweppes -Limon Dry- en La Caja Mágica mientras Roger Federer jugaba un partido de tenis del Master madrileño con japonés al fondo de unas amplias cristaleras vips), el rockero estadounidense´de 66 años ha hablado sobre su reciente lanzamiento junto a su banda The Stooges, el disco 'Ready to die', un título algo "dramático" que se refiere a toda esa gente que cree que para "vivir es necesario matar a otros o matarse a sí mismos".
"También tengo 66 años y, de alguna manera estoy pensando que vale, que tengo que pagar mi cuenta por veinte años más. No quiero ir a una residencia de viejitos y me pregunto de qué manera morir. ¿Iggy Pop atacado por un tiburón? ¿Muerto de un ataque al corazón? Eso no es bueno, no", ha planteado.
En esta línea, ha subrayado que la idea de estar preparado para morir es "comunal y mundial ahora mismo". Iggy, que ha respondido a los preguntas de los periodistas en un castellano bastante aceptable, ha reconocido, eso si, que está "medio sordo" y que de alguna manera se siente "como un abuelito".
Rememorando los primeros años de Iggy & The Stooges a finales de los sesenta y primeros setenta, el vocalista ha admitido que ya "no se puede traer aquella rabia y desesperación" al mundo actual, personalmente porque él ahora se siente "bastante bien" y su voz ya no tiene esos matices". "Si quieres desesperación puedes comprar uno de mis viejos discos", ha señalado con sorna.
Eso si, aunque ponga en cuestión la salud del rock, no duda al afirmar que la "música dance es horrible y para idiotas" que la disfrutan gracias a las drogas. "Cuando yo hago rock es extraño, porque soy muy sincero, y en el mundo hoy generalmente eso es peligroso. La mejor música del mundo está ahora en los desiertos y en las junglas del mundo, en sitios como Mali, Colombia, Perú o Bolivia", ha sentenciado.