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La Iglesia San Paolo Converso, construida en 1631 en Milán, es un ejemplo notable de la adaptación contemporánea de un espacio histórico. Ubicada en el Corso Venezia, se concibió originalmente como un lugar de retiro para las monjas, aunque en la actualidad funciona como un espacio de actividades culturales, artísticas y oficinas.
La iglesia consta de dos cuerpos: el frontal y el trasero. La parte delantera está conformada por una única nave con bóveda de cañón, cuyas paredes están adornadas con frescos que destacan la majestuosidad del espacio. A ambos lados de la nave se encuentran las capillas laterales, mientras que en el centro se erige un altar. Esta área está abierta al público para actividades culturales y artísticas, con la organización de exposiciones, conciertos y otros eventos.
La parte trasera, inicialmente reservada para las monjas de clausura, ha experimentado una transformación radical. En lugar de un espacio de retiro religioso, se ha integrado una moderna estructura de vidrio y hierro que alberga las oficinas del estudio Locatelli Partners.
Esta intervención incluye una caja de hierro negro de cuatro plantas, que se inserta sin afectar la construcción original, respetando la volumetría y el carácter histórico del edificio. Dentro de esta nueva estructura, una escalera de acero conecta los distintos niveles, atravesando toda la longitud de la edificación y llevando a la última planta, donde se encuentran las oficinas de los socios y la sala de reuniones. Esta última sobresale en la parte delantera y ofrece una vista privilegiada del espacio central.
La cripta, por su parte, se ha transformado en una “mesa de ideas” que alberga la biblioteca, el laboratorio de modelos y la cocina. Este espacio abovedado, que cuenta con una doble fila de columnas, conserva su atmósfera única y ha sido reutilizado de manera eficiente para funciones contemporáneas.
El uso del acero tubular negro natural es un elemento clave en la reconversión del espacio que se emplea tanto en la estructura portante del edificio como en el mobiliario diseñado para las oficinas. La repetición de la sección transversal del acero en diferentes escalas contribuye a la homogeneidad estética del diseño, integrando de manera coherente los elementos modernos en el contexto histórico de la iglesia.
Además de ser un espacio de trabajo, la iglesia mantiene su vocación cultural a través de la programación permanente de exposiciones y conciertos. Un ejemplo destacable fue la intervención del artista Asad Raza, quien instaló una cancha de tenis de color naranja brillante dentro del edificio. La obra exploró cómo los seres humanos se relacionan con el espacio mediante prácticas sociales, en este caso, el deporte. La cancha se ubicó justo debajo de los frescos pintados por los hermanos Campi en el siglo XVI, generando una sorprendente yuxtaposición entre la actividad lúdica moderna y el arte histórico.
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