De lámpara y electrónico, así son los dos tipos de flash. El primero provoca la ignición de filamentos metálicos encerrados en una ampolla de vidrio, vamos, la bombilla que veis en la fotografía. Está casi en desuso, ya que hay que reponer la lámpara tras cada destello. Su combustión es rápida, pero no instantánea. El segundo, común en nuestros días, provoca una descarga de la electricidad acumulada en un condensador en una lámpara de xenón. Una vez cargado el condensador, su disparo es instantáneo. Ambos no tienen nada que ver con los primeros flashes que consistían en una cantidad de polvo de magnesio cuya ignición se provocaba manualmente, allá por el año 1864.
¡¡En un flash!! Así de rápido le hacía Don Miguel de Unamuno, en tiempos de República, las palomitas de papel a sus hijos y nietos.