Revista Diario

Ignorar a nuestros hijos no es la solución

Por Belen
Ignorar a nuestros hijos no es la solución
Muchas veces hemos oído o incluso nosotras mismas lo hemos dicho aquello de "no le hagas caso, sólo busca llamar la atención". Sí, a veces o muchas veces los niños se ponen en plan insoportable, llamando nuestra atención y comportándose muy mal. Habiendo pasado por una dura crisis de los dos años y demás hitos en la crianza de mi hijo puedo asegurar que ignorarles no es la solución
Me gusta poner la siguiente comparación: ¿ignorarías a tu pareja o a una amiga muy querida si tuviera un mal día y estuviera en plan impertinente? Seguramente te preocuparías por saber qué ha sucedido, cómo puedes ayudar y te prestarías a estar a su lado como una fiel compañera. Pero si se trata de nuestros hijos tendemos a creer que lo mejor es no hacerles mucho caso. Es curioso, ¿no? Si son adultos se merecen toda nuestra atención y comprensión. Si son niños, con un cerebro en plena evolución, merecen que les ignoremos. ¡Que me lo expliquen por favor!
¿Por qué un niño se comporta de una manera inadecuada?  En muchas ocasiones por un mal aprendizaje y por falta de alternativas de comportamiento. El niño suele repetir el comportamiento aprendido (sea bueno o malo) porque ¡todo se aprende! ¿Quieres que no haga eso? ¿Deseas que se comporte de otra manera? ¡Enséñale! Observa cuándo reacciona de manera inadecuada y en ese momento ofrécele alternativas, reproduce tú mismo un comportamiento que pueda copiar y después aplicar. Si son más mayorcitos podéis analizar juntos la situación y a través del diálogo encontrar de qué otras formas puede reaccionar, cómo puede afrontar la situación. 
Y sobre todo, lo más importante, cuando tu hijo se comporte de una manera inadecuada, no le juzgues, no le critiques, no pienses cómo puedes cambiarle. Mírate a ti mismo y piensa cómo puedes cambiar tu conducta para que eso se pueda reflejar en tu hijo. No debemos olvidar que nosotros somos sus espejos. Así que:
1. Observa dónde puedes mejorar tú. 2. No juzgues a tu hijo, un mal día lo tenemos grandes y pequeños. 3. Observa qué circunstancias rodean el mal comportamiento. 4. Enséñale alternativas de comportamiento y préstale la atención que necesita. 5. No le ignores, nuestros hijos merecen y necesitan toda nuestra atención.
¿Te apuntas al reto? 


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