Si no cambia nada repentinamente, esta entrada que estás leyendo será la última crónica del 2017. Última prueba del año (cuyo balance ya haré en otro momento) en un terreno poco transitado: la pista de atletismo.
¿El escenario? La pista de Cartuja, renovada hace pocas fechas y cuyas gradas estaban repletas de público, en lo que era un gran ambiente de atletismo presente durante toda la mañana. ¿La prueba? El 3000. En la última de las cuatro series de esta carrera que se celebraron. Una de ellas, la primera, destacó por la calidad de los atletas presentes en ella, en la que se vivió un auténtico espectáculo que no defraudó a nadie. Mauri Castillo, Pablo Sánchez, David Palacio, Samuel Lay, Mohamed Lansi, Francis Martos, Alberto Guerrero, Luis Alberto Marco, etc...mucha clase.
Con el objetivo de bajar de los 10 minutos, ya en el calentamiento me noto con buenas sensaciones y con optimismo por lograrlo. Llegó el momento de correr y paso la primera de las siete vueltas corriendo de manera fluida, dentro de un grupito de gente del que conseguí salir en la segunda vuelta. Todo marchaba bien hasta la cuarta vuelta, que se convirtió en un querer pero no poder, con ganas de correr y la cabeza bien, pero las piernas y mi propio fondo no quiso dar más de si. El primer mil lo pasé a 3:20, pero en el segundo mil se me iba el tiempo que quería buscar (6:44), así que tocó tirar de ganas en la última vuelta para maquillar el resultado.
Me voy con un resultado de 10:14.93, que mejora muy poco la marca que hice en 2014. Insatisfecho con la carrera que he hecho, aún sabiendo que estoy preparando el Medio Maratón de Sevilla y no estoy frecuentando el tartán. Expectativas altas y resultado por debajo de lo esperado.
Toca borrón y cuenta nueva hasta el Cross de Itálica, que será la siguiente carrera.