Revista Arquitectura
II Encuentro Cultura y Ciudadanía en Madrid focalizado en el Territorio
Por Paisajetransversal @paistransversalEn 2016 el II Encuentro «Cultura y Ciudadanía», que se celebrará los próximos días 13 y 14 de octubre en La sede del COAM (Calle de Hortaleza, 63), dirige su mirada hacia una realidad poliédrica, con múltiples derivas semánticas: el territorio. Este incluye necesariamente la esfera de lo local, pero lleva implícita además una dimensión relacional que enfatiza los intercambios, negociaciones, intersecciones y flujos que se producen o laten en un espacio cultural determinado. Más allá de la ciudad o municipio la cultura se expresa también a partir de espacios de encuentro y tejidos de relaciones que sobrepasan y trascienden lo estrictamente local.
Pares como centro-periferia, global-local o urbano-rural rechazan cualquier carácter absoluto o antagónico, y aparecen más bien como realidades ambiguas y polisémicas, en constante redefinición, basadas no tanto en atributos definitorios como en relaciones y procesos. El territorio es, también, una realidad flexible en términos espaciales y simbólicos, que puede expandirse o contraerse según los momentos, circunstancias e intereses concretos.
En el Estado español, desde una óptica territorial, las competencias en cultura aparecen repartidas y diseminadas entre las diferentes Administraciones Públicas: Ministerio de Cultura, Comunidades Autónomas, Diputaciones y, por último, Ayuntamientos. Estas dos últimas instancias son las encargadas de diseñar políticas centradas en la proximidad y de promover la cultura a escala local, en la práctica con planteamientos, objetivos y alcance muy desiguales. Por su parte, el Ministerio de Cultura promueve el «gran acceso», es decir, las grandes instituciones culturales de cabecera, determinadas políticas de fomento –ayudas- o se ocupa de preservar el patrimonio cultural nacional, si bien dispone de una limitada capacidad de incidencia en otras esferas. Por último, las Comunidades Autónomas, además de la gestión y preservación de su propio patrimonio cultural, han favorecido la creación de un sinfín de infraestructuras culturales, tanto administrativas como físicas e intelectuales, que han florecido en todo el territorio durante los últimos veinte años, casi invariablemente en las capitales de provincia.
En este complejo contexto intervienen finalmente un gran número de organizaciones, colectivos o espacios que producen, fomentan y promueven eventos culturales, festivales, debates y prácticas culturales muy diversas. Es la esfera pública no estatal que se dedica a llenar huecos, suplir carencias o a promover ámbitos alternativos de cultura y pensamiento. Por último, están emergiendo nuevos modelos de empresarialidad cultural. Muchos de estos proyectos aún están en fase de prototipado, buscando su espacio empresarial, otros ya asentados nos dan pistas de por dónde podemos ver emerger otras oportunidades y espacios económicos. Estos procesos, de nuevo, se dan con mayor frecuencia en determinados contextos urbanos, pues es allí donde por lo general emergen y se expanden lo que algunos denominan «cuencas creativas».
La lógica de la centralidad urbana, como vemos, resuena una y otra vez. Todo ello genera un panorama muy desigual de acceso y producción de la cultura. Encontramos diversos centros e innumerables periferias, tensiones entre una cultura crítica o experimental y la cultura popular o tradicional, instituciones capaces de generar y legitimar discursos y otras destinadas a albergarlos, municipios con una buena distribución de equipamientos y municipios completamente desprovistos de ellos, núcleos que intervienen en los procesos culturales y otros que sencillamente están al margen o prescinden de ellos, una diversidad o excepcionalidad cultural muchas veces ignorada y una circulación y cooperación cultural entre territorios prácticamente inexistentes.
Por otra parte, junto al discurso habitualmente dominante de los centros, observamos la expansión de fenómenos y paradigmas que tienen en buena medida su génesis en prácticas ligadas a contextos rurales o no urbanos: sostenibilidad, ecología, agrocultura o aprovechamiento de recursos de proximidad, por citar algunas, podrían ser muestras de la capacidad que potencialmente tienen los entornos excéntricos de generar otros discursos. La cultura popular tradicional, también, mediante oportunos procesos de revisión y actualización, constituye un campo inagotable para la producción de nuevos sentidos.
Este contexto da pie, en fin, a diferentes debates y controversias que nos parece oportuno e importante afrontar con el fin de pensar en acciones o políticas culturales identificadas con el territorio (metrópolis-barrios-capitales provinciales-municipios medianos-zonas rurales) y sus ciudadanos, siempre poniendo una especial atención a los fenómenos de innovación, experimentación o articulación de proyectos críticos, dentro y fuera de los grandes centros. No en vano es en el territorio donde reside la excepción o singularidad cultural, aquella que contribuye a enriquecer la cultura y la creatividad colectivas.
Paisaje Transversal participaremos en el II Encuentro «Cultura y Ciudadanía» el jueves 13 de 16.00 a 17.00 en la sala 1: «Territorios y Paisajes Urbanos», junto a Los Madriles y Bailar mi barrio en una sesión moderada por Jorge Peralta. Puedes consultar más información y programa completo haciendo clic aquí. Y si no puedes acudir al Encuentro, puedes seguirlo en streaming en la misma web.
Créditos de las imágenes:
Imagen 01: Cartel II Encuentro «Cultura y Ciudadanía» (fuente: Ministerio de Economía, Cultura y Deporte)
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