Desde los años treinta, Japón había iniciado una expansión japonesa por el continente asiático (Corea, Manchuria, China), lo he analizado en dos entradas anteriores: la crisis de Manchuria (1931) y la guerra chino japonesa de 1937. El
objetivo de Japón era construir en Asia continental una gran área
económica dominada por Tokio que ayudase a solucionar sus problemas de
falta de energía y materias primas.
Nada más comenzar la Guerra, Japón intentó por dos veces tomar la ciudad china de Changsha (octubre 1939 y abril-junio de 1940). Desistieron ante el número de bajas que comportaba la operación.
Estados
Unidos denunció en julio de 1939 el Tratado de Comercio y Navegación
que había firmado con Japón en 1911. La denuncia entró en vigor en
enero de 1940, ahora podía privar a Japón de mercancías estratégicas, de hecho en septiembre de 1940 se impuso a Japón un embargo parcial de chatarra y acero.
En julio de 1940 hubo un cambio de gobierno en Japón: Konoe Fumimaro encabezó un gabinete más agresivo. Konoe Fumimaro decidió acercarse a Alemania, las negociaciones culminaron en septiembre de 1940 con la firma del Pacto Tripartito (Alemania, Japón, Italia). Era un pacto contra Estados Unidos, el único país lo suficientemente fuerte para impedír esteexpansionismo. Los miembros más agresivos del gabinete de Konoe Fuminaron pensaban que la guerra no podía esperar ante el descenso de reservas de alimentos y petróleo.
Tras la caída de Francia, Japón dio un paso más en esta política y ocupó los territorios de la Indochina francesa (julio, 1941). Estados Unidos respondió cortando los envíos de petróleo y materiales estratégicos a Japón (vitales para la guerra) y congelando todos los activos japoneses en USA. Embargo similar
hicieron los Holandeses. Los japoneses respondieron ocupando las Indias Orientales Holandesas.
Churchill ve urgente que Estados Unidos entre en la guerra, pero el presidente Roosevelt no se decide a intervenir y únicamente propone dirigir a Japón una advertencia conjunta y presionar para que devolviera Indochina.
Algunos autores señalan que a Japón solo le quedaba una salida: la guerra. Así podría apoderarse petróleo de Java y Sumatra. El ejército de tierra parece que fue el que convenció de esta necesidad tanto al Emperador como a los Jefes de la Marina. En octubre de 1941, los ministros más radicales obligaron a dimitir a Konoe Fumimaro que fue sustituido por el general Tojo, líder del expansionismo japonés. La opción de un ataque sorpresa a los Estados Unidos comenzó a a considerarse. Tojo afirmó que si Estados Unidos no satisfacía las exigencias japonesas de hegemonía en Asia antes del 25 de noviembre, los planes de guerra entrarían en escena. El camino a Pearl Harbor estaba abierto.
Hitler, por su parte, quería la entrada del Japón en la Guerra para distraer a los EE.UU. y debilitar a Inglaterra. En abril de 1941 había prometido que declararía la guerra a los EE.UU. si lo hacía el Japón. El 29 de noviembre repitió la promesa que cumplió el 11 de diciembre.
Revista Cultura y Ocio
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