Revista Ciclismo
Hoy se ha celebrado en la localidad Zamorana de Coreses la II Marcha Cicloturista Habas Verdes, y por supuesto para allá nos fuimos mi BH Contour y yo mismo. Los pronósticos no eran muy alentadores, las predicciones llevaban toda la semana avanzando lluvia y no era difícil anticipar la tercera gran calada de la temporada. Afortunadamente no fue así.
Fueron 114 kilómetros, con unos 650 metros de desnivel acumulado (lo que supone un recorrido prácticamente llano), que terminamos a una media de 31 kilómetros por hora, lo que no está nada mal por muy llano que sea el recorrido. Tuvimos un tramo libre un poco más corto que los treinta kilómetros que nos planteaban de salida, y un avituallamiento más que generoso, con servicios y todo.
La marcha comenzó a eso de las nueve y media de la mañana. Por aquí en Zamora todavía se nos permite pagar y apuntarnos el mismo día de la marcha un ratito antes de que empiece, y eso fue lo que hice tras aparcar el coche sin ningún tipo de problemas. En la salida éramos poquitos, casi como en familia, y algunas caras ya resultaban conocidas de otras marchas. Vamos a tener que crear un club de ciclomarcheros de Castilla y León...
La marcha era neutralizada hasta que llevábamos unos 20 kilómetros. El coche llevaba buena marcha, en ese tramo la media era de unos 30 kilómetros por hora, y su velocidad nos permitía circular sin apretujarnos demasiado lo que siempre es bueno para evitar caídas. Tras iniciarse el tramo libre, entre Torres del Carrizal y Villarrín de Campos, tampoco nos aceleramos demasiado porque soplaba el aire y a todo el que arrimaba las orejas le quitaba las intenciones. La organización no señalizó adecuadamente el final del tramo libre y yo creo que, fuera de los que iban los primeros del grupo, los primeros no nos enteramos de que se había acabado hasta que vimos cómo la gente poderosa ya no daba pedales con la misma intensidad. Luego vino el reagrupamiento "a la zamorana" y el avituallamiento donde nos pusimos como el quico. Lo que costó arrancar después...
Los otros cincuenta y tantos kilómetros desde el avituallamiento hasta Coreses parecían un tramo libre. Un grupo pegado al coche, otros que intentábamos como podíamos alcanzarlos, y unos cuantos por detrás. Las carreteras estaban un poco peor, en un buen trozo las grietas longitudinales tenían hasta hierba (bajita, eso sí), y los baches eran de buenas proporciones, tanto que oímos el reventón de un colega cuando entró de pleno en uno de ellos. Alguien en el coche de cabeza tuvo alguna necesidad fisiológica que hizo que tuvieran que detener el coche y allí se armó la de San Quintín pero estuvo bien je, je
Tras bajar el alto de Matilla La Seca, intentaron que nos reagrupáramos en la carretera nacional pero allí ya no había remedio. Un grupo a todo trapo detrás del coche, otros cuanto intentando seguirles como podíamos, y otros por detrás. Llegamos a Coreses desperdigados, sintiendo los aplausos de la gente del pueblo que había salido a vernos, y al menos yo con una sonrisa de satisfacción.
Luego las duchas, tan alejadas del punto de salida que había que coger el coche (habría 1 kilómetro) para acercarse hasta allí ya que la bici ya estaba guardadita en su sitio, la comida en la que disfrutamos de un ambiente familiar , apetitosas viandas y la agradable compañía de los demás bicicleteros, y un sorteo de regalos en el que me traje para casa dos cubiertas Vittoria Rubino de las que mi bici dará buena cuenta para el 2012.
Otra de esas marchas sin chips, ni clasificaciones, ni tiempos, en las que disfrutamos con nuestras bicis, y con un ambiente familiar que da gusto disfrutar. Porque no todo son Quebrantahuesos ni Anglirus...