Primeros kilómetros, malas sensaciones Coincidiendo con la entrada al parque de la Isla, donde transcurrirá la mayor parte de la carrera, cedo definitivamente ante el empuje de Nacho (está en un estado de forma tremendo) y busco un ritmo más cómodo, entre comillas, ya que vuelvo a recuperar los 4'00" el km en los siguientes parciales. Es en este punto donde comienzo a disfrutar de la carrera; el recorrido es espectacular, alterna asfalto y tierra, para finalmente desembocar en un paseo fluvial, que recorre buena parte de la ribera del río Jerte.
Empezando a disfrutar de la carrera. Esta zona, alejada del casco urbano, tiene menos afluencia de público, pero el poco que hay, se deja notar jaleando el paso de los atletas. Tampoco paran de animar los voluntarios y los miembros del club (atletas populares de Plasencia), repartidos a lo largo y ancho del recorrido, circunstancia que es de agradecer, ya que te dan ese punto de motivación necesario, para superar los momentos difíciles en carrera.
Tirando del grupo. Otro punto loable de la prueba, fue la disposición de los avituallamientos: situados cada cinco kilómetros, con un nutrido grupo de voluntarios a ambos lados de la calzada y con la clara consigna de intentar entorpecer lo menos posible la marcha de los participantes, facilitando las botellas de agua con rapidez y desenroscadas. Cómo se nota cuando realmente las cosas se hacen con cariño y con conocimiento de causa. Tras esta merecida alabanza a la organización, continuamos con la crónica: al paso por el km 10, marco un tiempo de 39'15", voy algo justo de fuerzas, pero con la moral alta, ya que acabo de enlazar con el grupo que me precedía, después de realizar un gran esfuerzo rodando varios km en solitario. Los siguientes cuatro kilómetros transcurren por una carretera con buen firme, pero tremendamente irregular en cuanto a su orografía, mantengo el ritmo en torno a los 4'00" el km. Paso por el km 15 en 59'32", si no desfallezco puedo bajar de 1h25; ya de vuelta al paseo fluvial, viendo que la cabeza del grupo comienza a desinflarse (4'12" en el 16) y ante la posibilidad de poder mejorar mi marca, decido aumentar el ritmo. Esto hace que el pelotón comience a perder unidades rápidamente; en ningún momento vuelvo la cabeza, pero cada vez noto más silencio tras de mi. Durante los dos siguientes kilómetros vuelvo a la senda de los 4'00". Hemos rebasado ya el medio día y la temperatura ha subido hasta los 10º, me empiezan a sobrar los guantes y la camiseta térmica. Hecho que se acentuará, cuando en el 18 comenzamos a subir hacia el casco histórico de la ciudad. Nacho ya me había puesto sobre aviso, por lo que no me pilló de sorpresa; aun así, sufrí lo indecible para superar las pronunciadas cuestas, los giros de 90º, y el irregular adoquinado de las estrechas callejuelas que conforman tan bello marco. Los parciales en esta zona se disparan por encima de 4'30". Son momentos de dudas, en los que casi tiro la toalla, pero es cuando surge la figura de Oliver (me dijo su nombre en meta), un chaval que había permanecido discretamente a mi rueda, gran parte de la carrera y que al verme pasar por dificultades, tomó la cabeza del menguado grupo y comenzó a animarme para que me enganchara a él. De aquí al final no dejó que me descolgara, sólo le faltó empujarme.
Últimos metros. A partir del 20, el terreno paulatinamente se fue suavizando, por lo que de nuevo pude imponer un ritmo más vivo (4'10"). Al paso por el km 21 giramos hacia la izquierda y encaramos la recta de meta, miro el reloj y marca 1h24'15", aprieto los dientes y me enfrasco en un sprint con las pocas fuerzas que me quedan. Según me acerco a la línea de meta, se me ilumina la cara, por fin voy a bajar de 1h25 en media maratón. Le tiendo la mano a Oliver, que sonriente me devuelve el ademán. De entre el público surge la figura inconfundible de Rubén, que a mi paso, también me choca la mano, acompañando su gesto con un grito de ánimo. Estoy tan exhausto que ni lo celebro. Crono final 1h24'44". Puesto 46 de 535, 22 de mi categoría. Como guinda al pastel, nueva bolsa con productos de la tierra y si conocéis mi afición por la cerveza, casi se me saltan las lágrimas, cuando veo que hay un miembro de la organización ,a los mandos de un tiracañas repartiendo cañas a los "finishers"; muy amablemente me ofreció una y yo la acepté con gratitud; me la bebí de trago y me dirigí a saludar a Nacho y a su novia Leire que se encontraban a escasos metros.
Parando el crono 1h24'44'' MMP. El bueno de Nacho consiguió rebajar su marca en más de cuatro minutos, parando el crono en un estratosférico 1h21'38''. Puesto 23 de la general y 4º de su categoría. ¡Enhorabuena por tu hazaña!(Todo el que conozca este mundillo estará conmigo, en que bajar cuatro minutos tu marca en estos registros es una barbaridad). Me despido de Rubén, de Nacho y de Leyre y enseguida pongo rumbo a Salamanca, con la sensación de haber disfrutado de una mañana increíble, en la mejor de las compañías.
Con dos grandes, Rubén García Hermoso y Nacho Gómez Ochoa. Y qué decir de la organización y de la gente de Plasencia: ¡SIMPLEMENTE GRACIAS! Como dijo Rubén desde el primer momento en que me habló de este evento: "es una carrera de corredores, para corredores" y lo han cumplido con creces. El trato al popular ha sido exquisito, mimando los detalles y haciendo las cosas con un cariño y una voluntad dignas de encomio, por lo que sólo me resta decir que VOLVERÉ. Un fuerte abrazo a todos lo Atletas populares de Plasencia y en especial a Rubén García Hermoso. Próxima parada: visita a la factoría de "San Miguel" en Burgos con "Los Mochilones". Un saludo a todos los viciosos del running.
