Cuando nos vinimos a vivir a este piso y lo amueblamos optamos por comprar las cosas más sencillas y baratas de Ikea para empezar sin dejarnos un dineral, y como el piso era de alquiler, cosas que si nos trasladáramos valieran en cualquier otro sitio o el hecho de deshacernos de ellas no supusiera un quebradero de cabeza, vamos, lo que hace la mayoría de la gente en estas circunstancias. Al final compramos el piso donde estábamos de alquiler e hicimos la obra y muchos de los muebles siguen con nosotros, les hemos cogido cariño, pero si que es verdad, que algunos como la mesa de centro Lack y las mesillas de noche Malm sufrieron bastante durante la obra y tenían bastantes rasguños que las afeaban mucho.
La verdad es que hemos buscado una mesa de centro para el salón desesperadamente, una con más o menos las mismas medidas y que combinara con el resto de la decoración, pero las que nos gustaban tenían un precio desorbitado [hemos llegado a encontrar una de una tienda muy conocida por 500€ ¿estamos locos?] y las que tenían un precio asequible no nos terminaban de convencer, así que se me ocurrió una idea para hackear lo que ya teníamos, disimular los rasguños y darle un toque nórdico que ahora tanto se lleva.
La idea no ha sido otra que comprar un tablero en Leroy Merlín de abeto natural. Cuando tu compras el tablero ellos te lo cortan a la medida que tu les digas, así que llevamos las medidas tanto de las dos mesillas como de la mesa de centro y en un momento teníamos nuestras piezas. Luego compramos un pegamento Ceys Montack Express, barniz mate para madera y unos tiradores de madera para las mesillas, y también una lija para rematar los cantos y un poco la superficie.
El proceso ha sido sencillísimo y bastante rápido y el resultado no nos puede gustar más, es como si tuviéramos muebles nuevos y sólo nos gastamos unos 50€. A veces está bien reutilizar y dar una nueva vida a las cosas que ya tienes, más sostenible, personalizado y asequible ¿No creéis?
¿Os gusta la idea?