En Sevilla andamos a la greña con la apertura del que sería el segundo centro de Ikea en la ciudad. Las exigencias de la multinacional en materia urbanística están siendo objeto de polémica, debido a que acceder a sus peticiones supondría saltarse a la torera el actual PGOU. Algo que viene narrando con maestría Carlos Mármol en su blog.
El gobierno de Zoido mantiene conversaciones con representantes de la multinacional de cara a desbloquear la situación y llegar a un acuerdo que permita la instalación del centro. La mayoría de los argumentos a favor de que se lleve a efecto giran alrededor de la necesidad de que se no se pierdan los puestos de trabajos que supondría su implantación para una ciudad tan azotada por el estigma del paro como Sevilla. Se calculan que serán en torno a 7.000 empleos. Sin embargo, la compañía no para de exigir nuevas “garantías” para proceder a la construcción del nuevo centro comercial.
Lo de presionar con llevarse los presumibles puestos de trabajo a otra demarcación no es nada nuevo para las multinacionales. De hecho es una táctica habitual con la que suelen apretar a las administraciones para sacar unas condiciones más ventajosas a la hora de instalar sus sedes. Y más en un país como España donde el paro es una lacra endémica.
En este caso, para que podáis haceros una idea del tipo de puestos de trabajo de los que habla Ikea, os dejo dos enlaces a informaciones publicadas por Abraham Canales en su blog Otromundoesposible sobre la forma en que entiende las relaciones laborales esta multinacional sueca.
Creo que sobran las palabras y que deberíamos de reflexionar muy seriamente sobre a qué tipo de multinacionales ofrecemos condiciones que normalmente son negadas a todo hijo de vecino y a qué precio.