Ikusi arte, Kepa!

¿Os imagináis si la muerte la determinase un algoritmo en función de cuándo naces, tus ancestros, la alimentación, tus experiencias y un sinfín de parámetros más?… no me extrañaría, porque resulta tan intempestiva casi siempre  Hoy me he quedado de piedra al leer en un mail la muerte de un amigo de mi juventud, de mi época en Bilbao, seis meses antes de jubilarse. Un ser estupendo, vasco de pura cepa, guipuzcoano de los que aprendieron el castellano después y se les nota. Tenía Kepa una gramática extraña y entrañable al mismo tiempo, tanto como de oro el corazón.
No le recuerdo un mal gesto, ni una mala palabra, o a lo mejor es que unas y otras, caso de producirse, desaparecían en su hermosa manera de ser. Cambiamos de ciudad y perdimos mucho el contacto, él era mayor que que nosotros, y la relación con ellos más tuitiva que de amistad en la época en la que fue más intensa. Porque él era de esos que identificas siempre con su pareja, como si viniesen en un pack: Kepa y Alicia, Alicia y Kepa, tanto monta monta tanto… Pobre Alicia que ahora te quedas, físicamente al menos, sin tu fiel compañero. En momentos así se ve la utilidad y el milagro de la fe, que es la que hará que os volváis a juntar pronto, pues la vida es un suspiro y muertes como la de Kepa lo demuestran.No fumaba, no bebía, no tenía malas costumbres, al algoritmo o al calendario les da igual. ¿Qué avería tendrán en el cielo que te reclaman tan pronto?, Kepa el electricista. ¿Habrá problemas allí de suministro de luz o de esa energía tan especial como la que tú irradias?A veces pierdo de vista el cielo, personas como tú han de poblarlo tan maravillosamente que queramos ir allí los demás. No era malo, ni lo será el sitio en el que tu te encuentres, Kepa. Si de mí dependiese me cito contigo allí desde ya.
Ikusi arte, lagun! (hasta la vista amigo, en Euskera)