Revista Diario
Me encontré con estas imágenes de Simmon Said y me pareció que su contenido es de esas verdades puras y absolutas que hay que propagar por el bien de la humanidad.
Desde que conocí a Anna, mi querida amiga italiana hace más de 10 años, supe que tomar café no es un acto vano y simple, sino que lleva la parafernalia y conocimientos propios de la más pura tradición ancestral y que en Italia, se hereda y se practica sin importar clases sociales.
El café es de mis placeres diarios, matutinos y vespertinos, de esos que vienen bien en momentos de feliz soledad o de acompañada algarabía, en lugares tan privados como la mesa del comedor de casa, en el sillón de la casa de una amiga o en la de un concurrido café citadino. Da igual, para mí, el café siempre viene bien.
Me encantaría tolerar el ristretto sin que mi aparato digestivo protestara con una jaqueca, porque aunque es como una "pildorita" (palabras de Anna), me sienta como "bombita". Por eso, me declaro fan del latte por las mañanas y del cappuccino por las tardes (aunque según esta imagen, es casi un sacrilegio). Ninguno con azúcar (y claro está, sin sustituto que se le parezca).
Hoy pues, se las comparto. Dicen que a donde fueres, haz lo que vieres y considerando que todos los caminos llevan a Roma, esta información no estorba...
¿Qué opinan? ¿Les gusta el café? ¿Cómo lo toman?