Muchas personas afirman que, justo en el momento en que alguien accede a la iluminación, la vida le pone a prueba con algo difícil para comprobar su firmeza y su voluntad para acceder a ella! Te lo creas o no, quizás sí es la vida quien nos obsequia con situaciones de todo tipo para ponernos a prueba o para que tengamos oportunidad de aprender alguna lección. Yo, desde luego, no lo dudo, pues con los años he aprendido a buscar siempre el sentido a todo lo que pasa en nuestra vida! Como también es verdad que, más que intentar encontrar el sentido, intento comprender y aceptar que todo los que nos pasa lo tiene. Quizás los “iluminados” sí tienen esa capacidad de ver al instante el sentido de cuanto acontece!
Particularmente, como decía, hace ya años que intento aceptar lo que la vida me trae, simplemente por el hecho de aceptar que todo tiene su sentido… aunque, de entrada e inmediatamente, sea incapaz de verlo y/o entenderlo! Pero también es verdad que el sentido se me desvela al poco tiempo de suceder algo… y, diría más, creo que con los años se va acercando el suceso al descubrimiento de su sentido, cada vez más! Ni que decir tiene que es un privilegio, pues me permite dejar fluir a la vida y aceptar -aunque a veces me cueste humanamente- lo que me trae o trae a las personas de mi entorno… aunque muchas veces mi “parte humana” (que, sin duda, la hay) se resiste a verlo y, sobre todo, a aceptarlo! Eso me da una serenidad envidiable ante los acontecimientos de la vida y, sobre todo, me enseña a no juzgarlos como buenos o malos, pues normalmente el tiempo y la posterior aparición de su sentido profundo, descalifica la calificación que nuestra mente (Ego) le ha dado al suceso!
¿Es una ventaja esa manera de ver y de vivir la vida, siendo capaz de encontrar -más tarde o más temprano- su sentido oculto y, por tanto, entendiendo y aceptando todo lo que llega a nuestra vida? En mi opinión personal, creo que ese es un don que pocos tienen y que te permite vivir en paz contigo mismo y desde tu interior (¿alma?)! Asi, los sucesos más inverosímiles, para mí tienen su propia justificación, aunque la mente la desconozca! Pero, debo admitir que para ello debo estar “sintonizado” con mi interior, pues si por alguna razón “estoy en la mente” (dejando que ésta me domine), me resulta francamente difícil esa comprensión y aceptación; cuando la mente ((Ego) aparece y manda, busca razones razonables y demasiadas veces basadas en la experiencia… lo suficiente como para desatar el miedo ante cualquier acontecimiento que me sorprenda! Y la vida, afortunadamente, está llena de ellos, pues incluso el amor debería sorprendernos cada vez que llega a nuestra vida… si no, no es amor, es solo miedo camuflado!
Actualmente mi vida está algo trastocada, lo reconozco! Y, en esos momentos en que debo necesariamente concentrarme en mi cabeza y aletargar a mi corazón para gestionar mi mundo real, me es difícil acometer los acontecimientos de mi vida, pues sin un sentido profundo, me resultan poco menos que surrealistas, la verdad! Sin entrar en detalles, las circunstancias que me rodean actualmente, en general, son difíciles de explicar, de entender e imposibles de aceptar, por lo irrazonables y aparentemente “injustas” que son! Es más, si las hubiera visto en una serie de TV o en el cine, los tacharía de poco o nada creíbles! Pero la vida, a veces, es así y la realidad supera con creces a la ficción! Lo que sí es verdad es que todo aquello que hoy mi razón no entiende ni acepta, tiene su propio sentido, por inverosímil que parezca! Por eso es cuando “aparco la razón” (o el Ego o la mente, que es lo mismo) cuando más capacitado estoy para ver, entender y aceptar esas circunstancias, generalmente adversas y difíciles de gestionar, con que la vida me obsequia! Ni que decir tiene que mi actitud desde “dentro” -cuando aparco la mente- es serena y, por llamarle de alguna manera, siempre lúcida! Aunque la mente es muy poderosa y terca y no se deja apartar facilmente, por lo que mi cuerpo se resiente, provocándome molestas de algún tipo, como dolor de cabeza, nerviosismo o, simplemente, cansancio o decaimiento! Pero basta un poco de voluntad y de entrenamiento para lograr aletargar la mente y dejarse guiar por la intuición -el corazón- que proviene de más adentro, donde no todo tiene por qué ser razonable!
Otra cosa es cómo gestionar con esa lucidez interior la vida ordinaria, racional y externa. Supongo que, como siempre, se trata de obtener el necesario equilibrio entre el corazón y la razón. Una no puede existir sin la otra y la respuesta correcta ante cualquier situación debería ser siempre la justa media entre ambos, mente y corazón! Para ello basta recordar que, en nuestra propia historia y experiencia personal, siempre que hemos optado por uno u otro, las decisiones han sido, la mayoría de las veces, erróneas! Otro efecto palpable de esa lucidez en la vida cotidiana es que esa firmeza causa desconcierto -cuando no, miedo- en los observadores, por lo que interfiere en las relaciones humanas, lamentablemente basadas en lo cognoscible, lo previsible y lo humanamente razonable… por lo que, por decirlo de alguna manera, nos priva de entender situaciones emocionales, intensas y maravillosas que solo desde el corazón -o desde el equilibrio- pueden ser interpretadas, valoradas y vividas como son! De ahí que mucha gente se habitúe a la obviedad, al presunto control y así vive una vida sesgada y ficticia, fabricada por razonamientos y por sentimientos convenientes -recuerda que un sentimienjto no es más que la racionalización de una emoción-, lo que les priva de todas esas circunstancias variadas y ricas que la vida de cualquiera de nostros crea… para ser vividas y para que aprendamos y tengamos el valor de vivir una vida plena! Ni que decir tiene que entre esas circunstancias no clasificables, no controlables e imprevisibles hallaremos el verdadero amor o ese bien escaso que es la felicidad, entre otras muchas “razones irrazonables” para vivir.
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