El verano nos invita a hacer fiestas y cenas al aire libre ya sea por una celebración o por el sencillo placer de cenar en el exterior porque el tiempo lo permite.
Pero hay que tener en cuenta que la iluminación es un elemento clave en estas ocasiones: una mala iluminación puede estropearnos la velada. Una buena iluminación puede llegar a convertir un espacio normal en algo espectacular, sólo hay que saber cómo hacerlo.
Lo primero que hay que definir es qué tipo de fiesta queréis: ¿Van a comer de pie o sentados en una mesa? ¿Hay espacios que queráis dejar cerrados para que nadie entre? ¿Queréis crear un camino? ¿Habrá diferentes mesas o sólo una? Una vez tengáis claro esto, es importante generar un plan y un ambiente cómodo en todos los sentidos: si se trata de una fiesta particular, no puede pasar que tengáis que vigilar si todo está correcto cada hora.
Lo mejor es disponerlo todo antes de empezar: las mesas auxiliares distribuidas en puntos estratégicos ubican muy bien a las personas para poder coger lo que necesitan en cada momento. Cuando tengamos las necesidades bien definidas, podemos empezar a crear bien los espacios.
¿Qué papel juega a partir de ahora la iluminación? Pues el más importante, ya que una celebración nocturnas no nos dará luz natural. Para definir los espacios no sólo podemos poner mobiliario, sino que una iluminación adecuada ya nos está creando una línea en la oscuridad. Y está línea es cómo un muro invisible que hace que la gente se ubique perfectamente y genere una decoración especial.
Hay que crear un punto de luz suficiente para cada uno de los rincones que se quieran tener activos: las mesas auxiliares, si hay un espacio chillout, un camino a otro sector, una mesa si vais a comer sentados, etc.
Lo que se debe procurar es no crear luces directas. Pueden llegar a ser muy molestas y nada agradables a la vista: hay que intentar crear un espacio cálido y confortable. Buscar lámparas que no sólo iluminan, sino que son decorativas. Colocar unas cuantas de estas piezas puede resultarnos muy útil en muchos sentidos.
Otra cosa importante es ser creativo. Tenemos muchos más recursos a nuestro alcance de los que pensamos que nos pueden servir para estas situaciones. Por ejemplo, seguro que tenéis guardados en algún rincón de la casa las luces del árbol de navidad. Se puede dar otro uso a esas tiras de luz: enróscalas a un árbol, a una barandilla, o ponlas dentro de unos tarros de cristal.
Cuidado con las velas: hay que tener clara su duración, que se no se apaguen y que no suceda ningún accidente que arruine la noche. Como sustitución podemos encontrar estas velas "falsas" (enlace aquí) que se cargan por inducción y se pueden colocar dónde queramos. El efecto es igual y nos aseguran 8 horas de funcionamiento y ningún accidente a la vista.
Las antorchas también son una gran opción si queréis marcar un camino o un muro imaginario. Colocadlas dejando un metro y medio entre ellas; la luz será suficiente y si además estáis usando aceite de citronella, evitaréis los molestos mosquitos veraniegos.
No olvidéis crear un punto de luz más fuerte para la zona de mesa. Comer sin ver lo que se come no es agradable. Existen luces como la que podéis observar en la foto, que permiten dos tipos de luz: sin el cascarón en el difusor cuando queráis una luz más directa o tapada si queréis menos luz. Esto resulta ideal porque permite usarla toda la noche sea el momento que sea. El modelo lo podéis encontrar en BBilumstudio (enlace directo aquí).
Sea cómo sea el espacio, grande o pequeño, con un poco de planificación y de decoración podéis conseguir un espacio encantador. Los detalles como platos, copas y demás, no se apreciarán si no se ven, así que no olvidéis una buena iluminación!