Llega un nuevo año. Ya estamos en 2015. Hemos pasado de una noche vieja a un día nuevo.Ilusión que los humanos nos hemos impuesto al acotar el tiempo en días, meses y años. La variable tiempo es única, es exactamente reiterativa, pero nunca es igual. El acontecer de los hechos lo imponemos en un calendario. Esto es lo mismo que el día llega a la noche y la noche acaba irremediablemente en el día.
Ilusión de que comencemos un nuevo año, aunque lo único que ha ocurrido es que hemos cambiado de fecha, porque así lo hemos estipulado, pero la realidad es casi la misma.
Tenemos los mismos afanes de cada día, pero con una fecha distinta que nos hemos grabado para (entre otras cosas) poder decir a nuestros congéneres que les deseamos mucha felicidad para el año 2015, aunque posiblemente tengamos idénticos problemas que ayer.
Ilusión por encontrar trabajo, nos sigamos enamorando, podamos pasear y recuperar nuestra dignidad, ya casi marchita por esa misma variable (tiempo) que todo lo fagocita; aunque bien es verdad que nosotros no queremos que los hechos que nos hicieron sufrir, se repitan; pero acaecieron a nuestro pesar.
Ilusión porque el conocido, supere la enfermedad que le está apartando poco a poco de esa felicidad que todos nos deseamos al comenzar un nuevo año. Gritamos en nuestro interior para que ocurra ese milagro y pueda volver a disfrutar de la vida.
Ilusión para que una vez que pongamos nuestra alma al servicio del 2015 que transcurra con la parsimonia del día a día, y que no se vea truncada por las majaderías que otros nos imponen como si ellos fueran nuestros salvadores de nuestras amarguras y tristezas.
Pues aún así y todo, quiero tener ilusión.