"Soy una Barbie perfecta, canto, bailo y encima atraigo a las mesas, jódete!!"
Ahora los domingos por la tarde hasta la noche improviso, pruebo melodías y letras escritas en mi cuaderno, junto con mis nuevos compañeros de andaduras. Después de meses buscando al final he encontrado un grupo, no me sacará de pobre, tampoco tienen grandes ambiciones aunque ya se sabe… Si suena la flauta todo será bienvenido. Pero de nuevo siento ese cosquilleo en el estómago, me he dado cuenta que echaba muchísimo de menos el ambiente en el local de ensayo hablando, riendo, cantando… Divirtiéndonos mientras disfrutamos de la música. Como llevo poco entre ellos nos vamos conociendo lentamente, pero lo importante es que estoy a gusto y al menos sé que no dejarán de llamarme de la noche a la mañana o si llegado el caso, no me echarían tal cual… O en su defecto no se disolvería por disputas entre sus componentes. Como veis, un amplio abanico de motivos… Para ser desconfiada y cautelosa, que no es lo mismo que intentar dar el 100% y entrar dentro de ese buen ambiente.
Nuestro batería es un chico sonriente, de ojos claros y siempre vestido de forma elegante pero a la vez informal. Nunca habla, solamente lo justo, nunca opina sobre las canciones, salvo raras excepciones… Y ese fue el motivo de que saliera la conversación ya una vez que se había ido, así que comenté…
- La verdad es que es muy callado, ¿siempre es así?
- ¿Quién? ¿Él? -, me responde el bajista -, si, normalmente si.
- Menos con Noelia -, comenta el percusionista mientras pregunta al resto -, ¿no os acordáis de ella?
- Pues no… Ah si! -, se gira y me comenta quién es -, después de que te hiciéramos la prueba, la siguiente semana vino ella y la verdad es que era muy guapa…
- Guapa no! Estaba buenísima -, todos se echaron a reír -, y él comenzó a hablar una vez después de la prueba por los codos, una y otra vez… Una y otra vez..
- Pero no le surtió efecto -, añadió la novia del guitarrista -, lo cierto es que yo pensé que si cantara igual de bien como estaba de buena… La cogían fijo.
- Pero no fue así, no lo hacía mal pero… No. Además la decisión estaba tomada.
- Ya, pero estaba buena y sino cantaba mal… -, dije -, también podríais haberla cogido.
- Ya, si no hubieras aparecido antes seguramente le habríamos cogido… No había mucho por donde escoger.
Más tarde, cuando el otro guitarrista me llevó a casa me comentó que lo que buscaban era una buena voz, alguien que se implicara con el grupo, que hiciera las melodías y las letras, pero que ese no era el caso de ella y que la decisión de escogerme a mí estuvo tomada de antes, aunque tuvieron que hacerle la prueba a las dos siguientes porque ya habían quedado para ello.
Debería de haberme sentido halagada y contenta, pero como en casos anteriores, lo único que pensaba era que yo no estaba buena, que tenía buena voz pero no tenía físico y que claro está, como están las cosas hoy en día para trabajo, pareja y demás, el físico llama mucho más la atención que la calidad que encierra la propia persona. Como sé que nunca he sido “alguien espectacular” soy más exigente en lo que hago día a día, por eso siempre antes de presentarme a una entrevista prefiero estar preparada al 100% e incluso más antes de hacer el ridículo propiamente dicho.
Las personas que me conocen me dicen siempre que al hablar de mí misma, parezco que soy un monstruo horrible… Que yo soy todo lo contrario. Pero entonces me echo a reír, porque al fin y al cabo ¿qué van a decir ellos si son mis amigos y mi familia?