Revista Sociedad
París es otra cosa, vas a comparar… Torre Eiffel.
El diccionario de la lengua define figuración como invención o imaginación de algo. Las páginas de los digitales están hoy repletas de estos ingredientes. Dan Dennett, que es un tipo que está empeñado en negar la consciencia como la entendemos y mantiene que sólo es un proceso físico, nos dibuja un futuro apocalíptico: Internet se vendrá abajo y viviremos oleadas de pánico mundial. Para Dennett, una mente privilegiada a decir de los estudiosos, lo peor está por venir y llegará cuando no podamos bajarnos música gratis. Estamos buenos. Bien pensado, caminamos al borde de la extinción. Sin Internet no hay declaración de la Renta, ni reserva de vacaciones en Florencia, no hay Wikipedia que disimule nuestra ignorancia, no hay amigos en Facebook, ni Instagram, no hay Google Maps, ni videoblog, ni e-book, ni Zara Home on-line. Pero, ¿qué es esto? El País nos cuenta desde Vancouver que Dennet da por hecho que nos precipitamos a la Edad de Piedra. Debemos prepararnos, dice el filósofo, y sus explicaciones me recuerdan a ese padre de familia que aquí, en mi ciudad, acumula comida y cartuchos de escopeta para cuando la crisis sea insostenible.
A la patronal de los autobuses le vendría bien que Internet se cayera del todo. Han denunciado a un sitio web que pone en contacto al personal que está dispuesto a compartir coche. Competencia desleal, se quejan, o se imaginan, que todo puede ser. Los sindicatos policiales se imaginaron que el Cojo Manteca había vuelto a la ciudad y tomaron las pantallas con fotografías de armas y artilugios que remitían al 22-M. Pero no era cierto y ahora cada vez que hablen, pensaré que me toman el pelo. Se llama credibilidad y se pierde casi sin darte cuenta, como la virginidad, a decir de muchos, o la sensibilidad en un brazo cuando te quedas dormido en mala postura.
Imaginación al poder. En Turquía, el presidente Erdogan se imaginaba que iba a cerrar Twitter y a otra cosa. La Justicia le dice ahora que esa medida va contra el Estado de Derecho, que por aquellos lares ya tiende a ser frágil. Marine Le Pen, que ahora es antisistema y antieuropeista, pero no de ultraderecha, mantiene que a los vecinos del sur se les niega la sanidad, la educación y el pan y se vuelven a casa tan contentos. Se acabo el problema en la valla de Melilla. Vaya, vaya. Y se imagina que está a punto de ganar las elecciones europeas porque las encuestas así lo dicen. Yo prefiero imaginarme que los sondeos son una invención y me figuro que estará equivocada, pero como mi consciencia es apenas un proceso físico, vaya usted a saber.