En la I Convención Paleontológica Norteamericana de Chicago (1969), John Ostrom (1928-2005) rechaza la convención de que los dinosaurios fueran animales de sangre fría partiendo de que caminaban erguidos y que las aves serían endotérmicas porque descienden de animales de sangre caliente [1]. En 1980 Luis Álvarez (1911-1988) descubre en muestras de capas intermedias entre los períodos Cretácico y Terciario tomadas por todo el mundo, una concentración de iridio cientos de veces más alta de lo normal y plantea la hipótesis del gran meteorito asesino. El siguiente año, Penfield y Camargo dan a conocer el cráter de Chixculub.
Alice Sheldon a.k.a. James Tiptree Jr.
Como los científicos, los escritores tratarán de renovar sus planteamientos. Así, viejos temas como los safaris en el tiempo son ridiculizados en The parasaurians (1969) de Robert Wells (1929), con dinosaurios robots, o El saurio que surgió en la noche (1970) de James Tiptree Jr. (1915-1987), en que todo es una gran y escatológica simulación. Pero David Drake (1945) insiste en Time Safari [2] (1982).
En Estratos (1980) de Edward Bryant (1945) se viaja en el tiempo por autopista, mientras en Getting away (1976) de Steven Utley (1948-2013) una “cronopatía” provoca visiones bajo la piel de animales prehistóricos, incluido un saurópodo. El protagonista de The shores of Kansas (1976) de Robert Chilson (1945) aprovecha su habilidad para desplazarse en el tiempo y graba documentales que le hacen famoso.
En Mastodonia (1978) de Clifford D.Simak (1904-1988) –basada en su relato Project Mastodon (1955)- al ver los huesos que su perro trae, el protagonista busca una puerta en el tiempo (un extraterrestre) que explotará con ánimo de lucro; también escribió Small deer (1965).
The odd old bird (1988) es una de las aventuras que ambienta en “otro siglo XIX” Avram Davidson (1923-93). En Dimension of miracles (1968), Robert Sheckley (1928-2005) plantea un satírico mundo paralelo de modernos dinosaurios inteligentes, mientras los de Philip E. High (1914-2006) en Speaking of Dinosaurs (1974) fueron creados genéticamente en experimentos militares alienígenas.
En Los corredores (1978, Bob Buckley) viajeros en el tiempo observarán a dinosaurios capaces de manejar herramientas, amenazados por una supernova. Un panorama parecido plantea Damien Broderick (1944) en The dreaming dragons (1980) o Under the moons of Venus (2010, en Subterranean) que, como Dinosaur planet (1978, inicio de la serie Ireta de Anne Mc Caffrey), remite trazas del cretácico a otro planeta. En Hermes to the ages (1980, Frederick D. Gottfried en Analog), un cosmonauta ruso encuentra los restos de un “homosaurus” en la Luna. David Bischoff [3] (1951) y Thomas F. Monteleone (1946) escribieron una serie completa sobre dinosaurios con tecnología espacial, Dragonstar (1983).
Ilustración de Rick Gauger para "Charon's ark"
Conforme a Charon’s ark (1987) de Rick Gauger (1942), Caronte es un mundo hueco al que Plutón proporciona energía; ambos habrían sido creados por los extraterrestres para salvar a los dinosaurios. Hayford Peirce (1942) es autor de la delirante The thirteenth majestral (1989, luego llamada Dinosaur park), ambientada en un futuro lejano donde el padre del protagonista es represaliado arrojándolo a los dinosaurios; para vengarlo, contará con alienígenas y una máquina del tiempo.
George RR Martin
Asistimos a la clonación de un tyrannosaurus rex en Roadmarks (1979) de Roger Zelazny (1937-1995) y Tuf voyaging (desde 1976 en Analog, recopilada en 1986) de George RR Martin (1948). En Our lady of the sauropods (1980, en Omni), Robert Silverberg [4] (1935) plantea la de toda una reserva de dinosaurios y si tuvieron una civilización en el mesozoico. Y en Carnosaur (1984) de John Brosnan (1947-2005) un científico ha clonado un zoo completo para soltarlos luego por el mundo; Harry Adam Knight la trasvasó –libremente- al cine en 1993.
En Hermano verde (1982), Howard Waldrop [5] (1946) ilustra el viaje iniciátivo de un joven indio, El último caballo del trueno al oeste del Mississippi (1988, en Isaac Asimov science fiction magazine) de Sharon N. Farber, está ambientada en la “guerra de los huesos” como The green buffalo (1992) de Harry Turtledove (1949) que en Época de incubación (1985) narra la instintiva relación entre una científico y un hadrosaurio recién nacido.
Ilustración de Gino d'Achille para West of Eden
La saga West of Eden (1984) de Harry Harrison [6] (1925-2012) se desarrolla en un universo alternativo en que no se produjo la extinción. Geoffrey A.Landis (1955) escribió Dinosaurios (1985) y Embracing the alien (1992, en Analog), en la que hombres y aliens son transportados al cretácico, donde una deidad puede evitar la extinción. Joseph H.Delaney (1932-1999) escribió Survival course (1989, en Analog); pero en The homecoming (1989) de Barry B.Longyear (1942) los dinosaurios deciden regresar y son los humanos quienes peligran.
Jack Dann (1945) y Gardner Dozois (1947) escribieron el breve cuento surrealista Un cambio de tiempo (1981). En Un dinosaurio en bicicleta (1987) de Tim Sullivan (1948), un dinosaurio civilizado regresa al cretácico, donde se encuentra con otros animales que viajan en el tiempo. Dinosaurio (1987) de Steve Rasnic Tem (1950) no es un relato de ciencia-ficción, sólo un retrato gris de un enamorado de los grandes saurios. Carol Carrick (1935-2013) escribió la serie infantil Patrick’s dinosaur (1985), y Gerry Malcolm Durrell (1925-95) The fantastic dinosaur adventure (1989).
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[1] Su discípulo Robert T. Bakker (1945) insiste en esta tesis al observar la mayor proporción de hervíboros (los carnívoros de sangre caliente cazan a menudo por motivos energéticos, el equilibrio del ecosistema exige que sean pocos) y justifica por la endotermia elevar los dinosaurios a clase animal, que incluiría saurisquios, ornitisquios y aves.[2] Que une en Tyrannosaur (1994) a King tyrant lizard y boundary layer.[3] También autor del librojuego Search for Dinosaurs (1984, Time machine #2)[4] También autor de Hunters in the forest (1991).[5] También autor de The ugly chickens (1980).[6] También autor de Praiseworthy saur (1969, en If), The ever-branching tree (1970, en Science against man) y aportó Dawn of the endless night a The ultimate dinosaur (1992).