El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo, Irene Vallejo: este es un libro de no ficción, un libro que habla sobre libros. Está divido en dos partes: la antigua Grecia y el Imperio Romano. La autora nos habla de la creación de los libros durante estos períodos, de las tablillas, los rollos de pergamino y los libros de páginas. Pero este libro es mucho más que eso: nos habla del significado de las historias y su importancia en las culturas, de su poder para transformar el mundo, de las bibliotecas, de los tipos de lectores, anécdotas de escritores y poetas clásicos... en general, es una oda a la lectura y a la escritura. Un libro dividido en pequeñas partes, que también contiene muchas reflexiones personales además de datos históricos, y que hay que disfrutar poco a poco.
La fragilidad de un corazón bajo la lluvia, María Martínez: de este libro ya hablé largo y tendido en mi reseña, donde os contaba que fue bastante decepcionante. No quiero enrollarme más, así que decir que fue uno de los primeros libros que leí en mayo y ayudó a continuar la mala racha de lecturas que llevaba en abril.
Ciudad de mujeres, Elizabeth Gilbert: que maravilla de libro. Después de las malas lecturas de abril y de cómo empezó mayo (con algunas excepciones) necesitaba justo una lectura como esta. Digamos que fue el libro perfecto en el momento perfecto. Me enganchó, me emocionó, y me sacó de ese bache lector en el que estaba. Lo recomiendo totalmente y haré pronto una reseña.
Botchan, Natsume Soseki: este libro lo he sacado de la biblioteca y todavía tengo que leerlo. El año pasado leí Kokoro, de este autor, que me gustó bastante y eso me sorprendió, así que tengo ganas de volver a probar con él y espero que no me decepcione.
Novela de ajedrez, Stefan Zweig: esta es una novelita corta e ilustrada que es una delicia de leer. Se lee en una sentada. Zweig tiene una forma de escribir que siempre me sorprende y me cautiva, real que este hombre tiene una calidad literaria increíble, escribe de maravilla. La novela habla de ajedrez, es cierto, pero el lector no necesita saber absolutamente nada del tema para disfrutarla. Además, es una crítica muy cruda a la Alemania nazi y a los métodos de tortura que utilizaban, lo cuál resulta impactante de leer.