Revista Opinión
Impar. Cuando estás en una reunión y eres la única persona que no llevas pareja a la misma, te conviertes en un persona rara.
Pero a veces también eres imprescindible. Puedes encontrarte con que te quedes a cargo de los niños de los demás, haciendo un favor inmenso a las parejas que sí los tienen.
Así pues, ser impar es una especie rara, ya que de repente te encuentras, por ejemplo, con cuatro niños de esas parejas. Pero sigues siendo impar.
Cuando todos están juntos las parejas y sus niños (ocho en total), pero llegas tú y el grupo se convierte en impar.
Si se reúnen a cenar (solo los adultos), son cinco, y si la factura de la cena por ejemplo es de 272 euros, toca a cada uno 54,40 euros. Entonces casi siempre recae sobre el impar redondear la cuenta para dejar propina.
Otra 'ventaja' de ser impar es que se preocupan de buscarte pareja, entones puedes llegar a ser algún día par, y ya dejar de tener ventajas.
Pero eso ya es otro tema, has dejado de ser impar.