Si has fundado una start up o has trabajado en ella, ¿serías capaz de regresar a una gran corporación? Y en la dirección contraria, ¿eres capaz de adaptar a una organización tradicional las características propias de una mentalidad start up?
Velocidad, agilidad, nuevos ritmos de trabajo, flexibilidad, una organización horizontal y colaborativa, energía o pasión son algunos de los rasgos de esta cultura de las nuevas empresas que se desarrollan en un nuevo escenario.
Dan Lyons, director general de la Fundación Truthmark, se pregunta "cómo es posible pasar de cero a 1.000 millones de dólares con sólo diez empleados: Facebook adquirió recientemente la red social para compartir fotografías Instagram justo por esa cantidad. Instagram tiene apenas dos años de vida y un equipo de diez personas que ha conseguido pasar de cero a 30 millones de usuarios en poco tiempo. La compañía fundada por Mark Zuckerberg ha calculado su valor en unos 77 millones de dólares. Hoy tien más usuarios que los habitantes que había en el planeta Tierra hace apenas 200 años. Y Apple es la compañía mejor valorada del mundo y el iPhone y el iPad, sus grandes novedades, no existían hace cinco años".
Lyons explica que éstos son casos muy excepcionales que ponen de relieve un cambio en la forma en la que las grandes empresas hacen negocios. Ha llegado la hora de trabajar de una forma diferente, y las reglas han cambiado: para empezar estamos en una nueva era de la escasez. Los buenos tiempos dan paso a una época de austeridad en términos de recursos e inversión, y habrá que esperar al menos un lustro para vislumbrar la recuperación.
Hace veinte años, las grandes corporaciones eran el destino preferido por los jóvenes mejor preparados y brillantes. Un reciente estudio de la Fundación Truthmark revela que para el 82% de los jóvenes, el principal factor para trabajar en una compañía es creer en ella. Parece claro que las altas tasas de NiNi (que ni estudian ni trabajan) entre los jóvenes hacen necesario que las organizaciones cambien radicalmente su forma de atraer a las nuevas generaciones.
Todo esto nos lleva a pensar en la necesidad de que hay que trabajar de forma muy distinta. La cuestión es cómo hacerlo, y aquí entra en juego la mentalidad start up. - Lyons cree que una de las características de esta forma de pensar y actuar que cambia las formas de trabajo son las expectativas claras. Esto puede parecer simple, pero saber perfectamente qué se espera resulta esencial. Asegúrate de que tienes objetivos claros y de que estás seguro de qué vas a hacer para cumplirlos.
- Desde el punto de vista de la cultura, las grandes corporaciones son más permisivas en lo que se refiere a tolerar comportamientos tóxicos. En compañías con mucha gente, la mala actitud es más fácil de ignorar, o resulta más sencillo convivir con ella. Esto no puede ocurrir con una mentalidad de start up.
- Además, "trabajar diferente" significa hacer las cosas de una forma distinta. La mentalidad start up valora las ideas y la iniciativa.
- Ramón Hermosilla, fundador y CEO de HGC Group, habla de lean start up para referirse al hecho de sacar un producto lo antes posible, ponerlo a prueba entre los clientes potenciales y recoger su feedback constantemente para desarrollarlo en función de las necesidades. Eso permite verificar la viabilidad en el mercado de un producto reduciendo al máximo la inversión de salida y reduciendo las tasas de fracaso.
- Las start up no necesitan utilizar lenguajes complejos ni jergas alienantes y persiguen la eficiencia y aprovechar el tiempo. Es todo lo contrario a perderlo en reuniones infructuosas e inútiles. Esta nueva mentalidad hace hincapié en la acción y en el impacto. Una start up maneja plazos muy estrictos.
- Palabras o acciones. La mentalidad start up tiene que ver con "aprender haciendo" y construir nuevas oportunidades. Con demasiada frecuencia las grandes corporaciones están atadas por políticas, procesos y planes. En vez de eso, la start up b¡usca constantemente victorias y resultados rápidos.
- Michel Kisfaludi, CEO de Eyeos, identifica la mentalidad de la start up con la velocidad, la aceptación del error y una línea de mando muy clara: "En una start up puede haber problemas entre los socios, pero si está bien encaminada, siempre habrá un mando claro que no se discute. No se trata de un jefe contratado que está de paso y persigue fundamentalmente su carrera. En una gran corporación es complicado arrancar un proyecto, aceptar que éste puede no ser perfecto y hacer una segunda versión. En la gran empresa hay mucha gente observando. Sólo para justificar un piloto éste ha de pasar por diversos estudios y autorizaciones. Hay que hablar con varios jefes y se da una lucha de poderes. Hace falta un liderazgo y una cultura excepcional para superar todo esto".
- A medida que las organizaciones crecen en tamaño, la brecha entre tu trabajo y la gente a la que afecta tu actividad crece también. Ramón Hermosilla destaca la búsqueda de la satisfacción del cliente y la flexibilidad, que lleva a adaptarse constantemente, mientras que Lyons explica que "a menudo, en las grandes corporaciones resulta complicado conocer el impacto real de lo que se hace. Si no eres capaz de explicar a tus hijos lo que haces, probablemente no estás haciendo lo que debes".
Virtudes para cambiar el mundo
El entusiasmo, la pasión, la energía, la creatividad y la agilidad son rasgos diferenciales en una start up. Estas son algunas características que definen a los creadores de empresas que quieren cambiar el mundo:
- Como emprendedor, habitualmente sabes ver oportunidades donde otros sólo advierten problemas. Los retos te espolean en vez de frenarte.
Quienes trabajan en una start up son curiosos. Se preguntan constantemente "¿por qué?", "¿por qué no?" o "¿qué pasaría si...?". Tienen un profundo anhelo de entender el mundo, de adquirir nuevos conocimientos, y descubrir nuevas maneras de hacer las cosas.
- Tu trabajo es literalmente asumir riesgos, a pesar de que no tengas demasiadas garantías ni una promesa segura de cuánto dinero vas a ganar.
La mentalidad start up valora la disrupción, la ruptura. Cuando tu propósito como compañía es crear algo que antes no existía, eso empapa toda la cultura de la organización. Hay un gusto por lo desconocido, por hacer las cosas de manera diferente, por el riesgo. Y estos son los ingredientes principales para la creatividad. Enfócate en las posibilidades.
- Cree en tí mismo: eres responsable de toda tu organización, así que debes demostrar un alto grado de autosuficiencia. Cuando comienzas un negocio has de confiar en su éxito, entre otras cosas porque debes convencer a un equipo y a unos inversores. Estás tan motivado para alcanzar tus metas que estás preparado para superar los obstáculos que desalientan a otros.
- El liderazgo visionario es esencial. Alguien con carisma que pueda guiar a la organización. Un buen equipo complementario también resulta decisivo. En él debe haber gente con habilidades diferentes: los que saben planificar, quienes pueden organizar y los expertos en vender.
- Velocidad. El grande ya no gana al pequeño. Hoy el rápido vence al lento.