Los ciudadanos, desconocedores de la realidad energética a la que estamos sometidos, empezamos a observar que demasiadas cosas no cuadran, que muchos de los argumentos que nos esgrimen no se sostienen, que los métodos utilizados no se justifican. ¿Existen alternativas? ¿Se puede mejorar lo presente? ¿Tenemos la capacidad de promover el cambio?
Ayer plasmábamos por qué el actual modelo energético es insostenible. No es válido y necesita rediseñarse. ¿Y cómo debe ser el nuevo modelo energético?
El nuevo modelo energético
Debe de corregir las deficiencias que el actual lleva interiorizadas, cumpliendo por tanto las siguientes premisas:
- Sostenible. Basado en fuentes energéticas inagotables a escala humana y en recursos cuyo ritmo de consumo sea inferior o igual a su capacidad de regeneración.
- Inocuo. Que el uso de los recursos y los residuos generados no comprometan el equilibrio medioambiental ni el entorno que por derecho deben heredar las generaciones futuras.
- Justo. Que mantenga la balanza de poder en equilibrio compensando las fuerzas.
- Benigno. Que no provoque guerras, muerte y destrucción.
- Estable. Que influya lo menos posible en el equilibro de las economías.
- Independiente. Basado en fuentes energéticas y recursos autóctonos.
- Seguro. Que su planificación pueda realizarse en base a unos riesgos acotados, bien evaluados y perfectamente definidos.
- Descentralizado. Que tenga la capacidad de acercar la producción a los lugares de consumo por medio de la generación distribuida.
- Democratizado. Que cada agente que intervenga en el mercado tenga la capacidad de participar en el debate energético y planificarse en base a sus necesidades presentes y futuras.
- Equitativo. Que contribuya al desarrollo de los países más pobres y a la redistribución de la riqueza dentro de la sociedad.
Además de todo esto, el nuevo modelo energético tiene que ser eficiente, garantizar el suministro, no limitar el desarrollo, y por supuesto ser técnicamente viable. ¿Se dan a día de hoy todas estas características? Sin duda, existen ya ejemplos de comunidades que han adoptado este nuevo modelo, como la isla de El Hierro, la noruega de Utsira o la ciudad austriaca de Güssing.
El nuevo modelo energético reposa sobre los siguientes pilares:
- Fuentes de energía renovables limpias y autóctonas.
- Una sociedad en continuo desarrollo concienciada de los beneficios que le aporta el ahorro y la eficiencia energética.
- Un sistema de generación distribuida que permite acercar la producción a los lugares de consumo y aprovechar los recursos autóctonos de cada zona.
- Un modelo democratizado en el cual los consumidores se convierten en usuarios y adquieren el papel protagonista que por derecho les corresponde.
- Un modelo extrapolable a cualquier rincón del planeta que facilite el acceso a la energía a todas las comunidades y sociedades.
¿Podemos los ciudadanos participar del cambio?
El actual modelo es demasiado perverso como para que vire por iniciativa de los que lo perpetúan. Si nosotros los ciudadanos no nos implicamos ni promovemos el cambio, las cosas se mantendrán hasta que sea demasiado tarde. Todos podemos actuar dependiendo del nivel de implicación que tengamos.
- Informarse. Lo primero que deberíamos todos hacer es dejar de lado todo lo que creemos saber sobre el actual modelo energético y tratar de aprender partiendo de cero.
- Difundir y divulgar. Alentar al debate constructivo en foros, blogs, redes sociales, reuniones familiares, de amigos, etc.
- Exigir el compromiso político. Actualmente se está gestando el RD de autoconsumo. Es necesario que se haga bien, porque este modelo puede ser enormemente beneficioso para los consumidores. Exijamos a nuestros políticos un compromiso real.
- Unirse. Es necesario sumar para poder multiplicar. Yo por ejemplo soy Socio Protector de una organización sin ánimo de lucro que con una base social implicada y en crecimiento ya ha logrado ser un interlocutor en el debate energético: la Fundación Renovables (@FRenovables).
- Actitudes sostenibles. Debemos aprender e interiorizar progresivamente comportamientos relacionados con el ahorro y eficiencia energéticos que comprobaremos no merman nuestra calidad de vida.
- Hogar energéticamente independiente. En el artículo Un futuro del color del petróleo adelantábamos qué podemos hacer en nuestros hogares para prevenir situaciones a las que el actual modelo energético nos puede llevar.
¿Qué otras acciones proponéis para participar activamente en el cambio hacia un nuevo modelo energético sostenible?