La placenta es un órgano increíble y complejo, que desempeña un papel crucial en el desarrollo del bebé durante la gestación. A su vez, actúa como una barrera protectora, protegiendo al feto de sustancias potencialmente dañinas. Filtra muchos, pero no todos, los agentes nocivos, incluidas algunas bacterias y virus, que podrían afectar potencialmente a la salud del feto.
Un nuevo estudio publicado en ScienceDaily, vincula los niveles de oxígeno en la placenta con el desarrollo cerebral fetal, demostrando que la placenta es un mediador crucial entre la salud materna y la salud cerebral fetal. La salud de la placenta, afecta particularmente a la corteza y la corteza prefrontal, regiones del cerebro infantil importantes para el aprendizaje y la memoria.
Investigaciones anteriores desvelaron que existe una conexión entre la salud de la placenta y la cognición infantil. Sin embargo, el equipo de investigadores del nuevo estudio utilizaron la resonancia magnética, una técnica de imagen mucho más avanzada, que permite seguir el desarrollo de la placenta y estudiar trastornos del neurodesarrollo. Lo que a su vez proporciona una forma mucho mejor de entender los mecanismos de la placenta y cómo sus funciones afectan el cerebro fetal.
Igualmente, la placenta es esencial para proporcionar al feto una provisión constante de nutrientes y oxígeno, garantizando que su crecimiento y desarrollo se produzcan como es debido. Además, como órgano endocrino crucial, la placenta produce hormonas vitales para el mantenimiento del embarazo y la preparación del cuerpo de la madre para el parto y la lactancia.
Con estos nuevos hallazgos es importante hacer hincapié en los cuidados y la atención prestados a la placenta durante el embarazo. La atención prenatal, que incluye controles y vigilancia periódicos, es esencial para garantizar la salud y el funcionamiento adecuado de la placenta.
Los hábitos no saludables de la futura madre durante el embarazo, pueden causar problemas en el desarrollo de la placenta. Entre ellos la mala nutrición, el tabaquismo y el uso de cocaína. Igualmente, ciertas enfermedades de como la hipertensión crónica, la anemia y la diabetes, deben vigilarse durante la gestación, porque pueden provocar la restricción del crecimiento fetal y problemas con la placenta.
Aparte de la atención prenatal habitual, pueden realizarse pruebas y exámenes específicos para evaluar el bienestar de la placenta y del feto. Estos exámenes pueden incluir ecografías para evaluar la posición y la estructura de la placenta, así como ecografías doppler para evaluar el flujo sanguíneo entre la placenta y el feto.
En conclusión, los niveles de oxigenación de la placenta, formados durante los últimos tres meses del desarrollo fetal, son un predictor importante de la corteza cerebral y el comportamiento infantil.
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