Pensar en nuestra piel cuando llega el Invierno es algo que normalmente pasamos por alto. Pasamos de una estación a otra sin darnos cuenta y no prestamos atención a los cambios a los que nuestra piel tiene que acostumbrarse.
Una de las cosas que podemos hacer para ayudar a nuestra piel a que siga con sus funciones sin problemas son las limpiezas en profundidad realizadas en cabina. Esta muy bien que incluyamos en nuestras rutinas de belleza exfoliantes, mascarillas detoxificantes, etc… y que limpiemos el rostro día y noche pero de vez en cuando una ayudita extra no viene nada mal.
Yo intento hacerme como mínimo una limpieza en profundidad al terminar el invierno y otra al terminar el verano. Si luego tengo ocasión de hacerme alguna más, pues estupendo. Pero esas dos es lo mínimo que veo necesario para que mi piel pueda respirar a gusto.
No sé si os acordáis que por Mayo o así me hice una limpieza de cutis con punta de diamante y os lo conté por aquí. Bueno pues el resultado me gustó mucho pero el centro no tanto.
Llevaba unos días viéndome unos granitos muy finitos y duritos (no sé como lo llamarán en la jerga dermatológica) en el borde de la cara, además tenía algún que otro punto negro y un, digamos, grano sin cabeza que iba y venía a su antojo en mitad de mi pómulo derecho. Todo esto era una señal de que mi piel se estaba asfixiando y necesitaba una ayudita.
Justo en ese momento me llega un mensaje de la Clínica FEMM, presentándose y ofreciéndome un servicio de higiene facial por si quiero conocerles. ¡Qué suerte tengo! PenséAsí que confirmé mi visita y el día en cuestión me presenté en su centro de la calle Velázquez dispuesta a dejarme mimar un poquito.
Por cierto que fue la primera vez que probaba los servicios de transporte de Cabify y la verdad es que me encantó. El precio en un principio era igual a coger un taxi pero si luego te encuentras atascos o problemas durante el camino el precio no varía. El coche está equipado con agua y WiFi, con lo que podía seguir trabajando en él. Además te sientes como una auténtica protagonista cuando viajas con un conductor totalmente trajeado que no te contesta con gruñidos y que se preocupa por tí. En fin todo un lujazo. Aunque lo parezca esto no es publicidad, pagué mi viaje Es sólo una opiniónBueno sigamos, al llegar me encuentro en un portal de uno de esos edificios históricos de Madrid con la típica puerta de madera alta y al pasar a la recepción el suelo de madera chirría a mis pies
La primera impresión al llegar fue ¿dónde me he metido? Pues el centro tiene más aspecto de Clínica que de centro de belleza. Y es porque FEMM es, de hecho, una clínica de cirugía estética y plástica especializada en rinoplastias y en aumentos de pecho, ¡claro!
Pero como no estoy acostumbrada a este tipo de atmósferas y con los centros de belleza tan preciosos que hay por ahí pues me impactó un poco al principio pero luego apareció Cristina, la esteticista que me iba a atender, que me acompañó a la cabina y ya todo se normalizó.
La cabina de belleza es muy amplia y muy bien equipada. Hace de cabina y despacho. Cristina me explica cómo va a ser el servicio.
La explicación de Cristina era más o menos así: vamos a realizar una Higiene Facial Purificante con Microdermobrasión. Es decir una higiene profunda de la piel que restaurará los niveles de hidratación y equilibrará el pH natural epidérmico con más de 50
activos botánicos que liberarán tu piel de toxinas. La línea de productos que voy a utilizar es de la casa Puranic.No conocía esta marca y son productos ecológicos, sin parabenes y españoles. A mí me han gustado mucho como productos de cabina, la verdad y Cristina está encantada con sus resultados.
Pero bueno, comencemos con el tratamiento. Cristina comenzó con una limpieza normal para quitarme posibles restos de maquillaje y demás impurezas. Utilizó un gel purificador de trébol de agua que no contiene jabón y con un pH respetuoso con mi piel. Yo noté mucho frescor en las zonas donde lo utilizó: rostro, escote y cuello. Con las manos mojadas en agua estuvo trabajando la zona y lo retiró con una toallita humedecida en Agua Bioactiva. Muy rico.
Después aplicó un tónico de una forma curiosa, humedeciendo dos discos de algodón y los fue aplicando con suaves bombeos por las zonas que había limpiado. Eso de los bombeos fue nuevo para mí. Curioso.
A estas alturas estaba ya muy relajadita y con el rostro fresquito. Ah! había música de ambiente y no gente chillando ni conversaciones de la cabina de al lado. Muy diferente del otro centro que probé
En ese momento Cristina me aplicó una mascarilla exfoliante a base de ácidos de frutas en las mismas zonas: rostro, cuello y escote. Después de dejar actuar unos minutos lo retiró otra vez con una toallita humedecida en Agua Bioactiva.
Otro detalle que me gustó fue que normalmente en los centros de belleza a los que he ido, cuando te ponen una mascarilla que hay que dejarla actuar, la esteticista se va de la cabina dejándote sola. Por un lado ese gesto está bien pero por otro es un poco complicado intentar dar con ella si te pasa algo.
En esta ocasión Cristina no se fue de la cabina, se quedó en la zona de despacho pero ni la noté. No me había fijado en otras ocasiones, pero ese gesto me hizo sentir que yo era la protagonista y que ella dedicaba su tiempo a mí y a nadie más. Me dio sensación de exclusividad y me gustó.
Después de esta mascarilla exfoliante llegó el plato fuerte, aplicar la punta de diamante. La punta de diamante es una maquinita que tiene un tubo que acabada en punta. Este tubo tiene por un lado la punta de diamante y por otro un pequeño aspirador que va recogiendo y activando la piel a medida que va realizando una pequeña microdermoabrasión. Para decirlo en una jerga de la calle es como pasarte una fina lija por la cara para levantar todas las células muertas e impurezas de las zonas que se trata.
Al terminar con esta maquinita que por cierto hace bastante ruido, se procede a una extracción manual de comedones e impurezas de la piel. Aquí estuve comentando con Cristina que es muy raro que no se haya inventado todavía nada que pueda sustituir este proceso ya que es un poco molesto. Cristina estaba de acuerdo conmigo.
Como la piel suele sufrir un poco con la punta de diamante, Cristina aplica una mascarilla calmante pero teniendo en cuenta mi tipo de piel. La dejó actuar unos 15 minutos antes de retirarla.
Para acabar y poder salir a la calle protegida, Cristina me puso una crema regeneradora apropiada para mi tipo de piel. Y lo mejor de todo, la trabajó mediante un masaje facial que me dejó en la nube. Me costó un poquito volver a la realidad
Y con este gesto se acababa, muy a mi pesar, este servicio.El precio normal de este tratamiento es de 75€. Tiene una duración aproximada de unos 75 min según lo dañada que se encuentre la piel.
Estoy encantada de haberme acordado de tantos detalles del servicio para contarlo por aquí. Se lo debo a Cristina que me ha enviado un pequeño resumen con todo lo que me hizo y me ha hecho recordar todo el servicio. Genial y gracias Cristina.
Lo más estupendo de este servicio es que al salir a la calle no había rastros en mi cara de que me la hubiesen manipulado. Lo único que tenía era una cara luminosa y esplendida pero nadie habría dicho que venía de una limpieza en profundidad.
A mí personalmente el servicio me ha gustado mucho. Cristina sabe muy bien lo que hace, sabe explicar estupendamente cada paso y para qué lo hace.
Por cierto, mi piel al día siguiente todavía estaba más luminosa aún hoy sigue muy suave y con una textura fina. Sin rastro de esos granitos que comenté al principio.
Si os apetece probar este servicio o cualquier otro de los tratamientos faciales me han dicho que si vais de mi parte, por haber leído este post, tendréis un 10% de descuento. ¿A que es genial?
Ya he incluido el centro FEMM en mi tabla de centros de belleza. Después de mi valoración ha quedado en cuarto lugar.