Su elevada calidad es el hilo conductor de una colección heterogénea en cuanto a estilos y escuelas que contempla. La mayoría de los autores son de nacionalidad española, aunque también se encuentran pintores de otros puntos de Europa, como el acuarelista italiano de temática orientalista Giulio Rosati (véase la magnífica Partida de Backgammon), o el bodegonista francés León Rousseau (representado con uno de sus exuberantes bouquets florales)
Dentro del género del retrato, destacan las elegantes inmortalizadas por el gran retratista decimonónico de la alta burguesía Raimundo de Madrazo, así como también el enigmático retrato de joven guipuzcoana realizado por Ignacio Zuloaga.
En cuanto a los paisajes, el género se nutre de una jugosa variedad, abarcando desde las escenas de playa de Joaquín Sorolla (en esta ocasión, mujeres haciendo sus labores en la orilla), pasando por aquel enclave cercano a la estación termal de Caldes Montbui que tanto deleitó a Joaquim Mir, legándonos coloristas impresiones del mismo (véase El Pascol), y contemplando también el paisaje urbano. Véase, por ejemplo, el “Pla de Palau” del barcelonés Josep Amat.
Pinturas singulares en temática y estilo son las de Rafael Zabaleta, en cuya “noche de gatos” el rico simbolismo se conjuga con la audacia compositiva. No menos misteriosa, y palpitante de velada sensualidad, es el encuentro nocturno de manolas en el óleo de Ramón Pinchot.
Siguiendo con el tema de la figura humana, cabe citar la inclusión de escenas galantes imbuidas de rico folclorismo, como es el caso de “La conquista”, del madrileño Pierre Ribera.
Acercándose a una época más temprana, una de las figuras más emblemáticas del informalismo español, Antonio Saura, aparece representado con “Crucifixión”, siendo las cruces uno de los temas en los que mayormente vertió dosis de irreverencia y crítica política.
Especial relevancia adquiere también el dibujo de Jean-Michel Basquiat, procedente de la colección personal del galerista Urbano Quinto. Éste compró la obra directamente al pintor neoyorquino, cuando trabaron amistad en The Factory, de Warhol.
En una galería de obras selectas de arte español y catalán no podían faltar piezas de artistas como Antoni Clavé (representado con el óleo “Peinture” de 1971), del máximo exponente de la generación del 27, Óscar Domínguez, de Francisco Bores, madrileño que hizo carrera en París, de Joan Ponç, con alguno de sus nocturnos, Joan Miró, Manolo Valdés (con uno de sus homenajes a Picasso), entre otros.
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Fuente Comunicae