
Desde la primer partida con Neon Inferno, te atrapa un espectáculo audiovisual que parece sacado de una máquina recreativa reinventada para los tiempos que corren: un pixelart vitaminado al estilo 32 bits, repleto de luces de neón, efectos de iluminación modernos, una banda sonora que mezcla sintetizadores y guitarras eléctricas, y una atmósfera cyberpunk muy atractiva. El juego de Zenovia, no solo rinde homenaje a los clásicos del run and gun como Contra o Metal Slug, o los títulos estilo galería de tiro a lo o Wild Guns, sino que eleva esos estilos con una mirada actual y una mezcla de géneros integrando acción en múltiples planos y diseño visual de ensueño.
Zenovia Interactive, el joven estudio indie detrás de este proyecto, ha construido su reputación con una visión clara: traer al presente lo mejor del arcade clásico con mecánicas pulidas y estilo propio. Fundado en Nueva York por Sri Kankanahalli, el equipo lanzó su primer título, Steel Assault (2021), y ha seguido afinando su fórmula con el reciente Neon Inferno. El desarrollo reunió talento internacional trabajando de forma remota. Además, el juego cuenta con las contribuciones de artistas veteranos como Koji Ogata (de Double Dragon o Guilty Gear, enriquecieron el proyecto con diseños adicionales.

La peña bailando en el club y nosotros en medio de un tiroteo
La estética del juego está respaldada por otros nombres respetados: los protagonistas fueron diseñados por el ilustrador japonés Tsukasa Jun —conocido por su trabajo en Capcom y Psikyo—, mientras que otras ilustraciones fueron obra del artista coreano ETAMA. Todo el conjunto tiene un resultado muy profesional y cuidado, que denota el cuidado que Kankanahalli trata de dar a sus creaciones. Tiene mucho mérito teniendo en cuenta su juventud, y las penurias que pasó con Steel Assault desde que se anunciara en 2016, pasara por una complicada fase de remodelación y una campaña de crowdfunding con más sombras que luces.
El Nueva York del futuro
Neon Inferno está ambientado en la Nueva York del futuro más decadente, en el año 2055. Una ciudad fragmentada y sin ley donde los sindicatos criminales se han apoderado de la mayoría de los distritos, luchando entre sí y contra una policía corrupta en una guerra urbana constante. En este infierno de neón y violencia, aparecen nuestros protagonistas: Angelo Morano, un asesino altamente cualificado, criado desde niño por Don Venatori, líder de "La Familia", y quien lucha por su lealtad y la búsqueda de la redención; y Mariana Vitti, una antigua ladrona de clase alta que, insatisfecha con su vida cómoda, se unió a "La Familia" tras un encuentro que cambió su destino, convirtiéndose en una figura temida incluso entre criminales experimentados.

El juego entra por los ojos a las primeras de cambio
La narrativa del juego, aunque no es lo más interesante del juego, añade peso emocional a cada misión y ayuda a contextualizar nuestro papel en esta guerra urbana: no solo avanzaremos disparando a todo lo que se mueva, sino que formaremos parte del ascenso —o caída— de un sindicato que busca dominar este paisaje distópico.
Un solo vistazo a los pantallazos que acompañan este texto bastarán para haceros una idea de lo que nos espera a los mandos, y es que la jugabilidad de Neon Inferno se basa en una fusión entre el run and gun más clásico y los gallery shooter, con la peculiaridad que la acción puede transcurrir tanto en primer plano como en el fondo. Ésto obliga al jugador a gestionar dos zonas de combate simultáneamente, alternando entre disparar directamente y apuntar enemigos que aparecen detrás de otros elementos del escenario, un concepto que recuerda a clásicos como el mentado Wild Guns, o el clásico de SNK, NAM 1975, pero con mayor fluidez. Eso sí, quizás exija un periodo de adaptación mayor para los cerebros más atrofiados en el pasado —como el nuestro—, y los botones por defecto en la versión Switch para activar los diferentes movimientos no parecen ser tampoco los más intuitivos.

A veces la jugabilidad se complica de manera innecesaria
El sistema de combate también destaca por la inclusión de una suerte de bullet time, una mecánica que ralentiza la acción temporalmente para permitir desviar proyectiles enemigos y devolverlos a su origen, lo que añade una capa estratégica interesante. Como ocurre en muchos lanzamientos de esta índole, que mezclan jugabilidad viejuna con una vuelta de tuerca más contemporánea, nos da la impresión que a veces se complica la jugabilidad de manera innecesaria, y Neon Inferno no es una excepción. Seguramente con haber simplificado el desarrollo y haber trabajado más los diseños de niveles para garantizar el reto al jugador, hubiera ganado enteros en diversión.

El tutorial es muy necesario para aprender bien las mecánicas
Por que, además, el nivel de dificultad es alto por diseño, recordando al arcade clásico, incluso en la dificultad más baja: los enemigos atacan incansables desde todos los flancos, los jefes tienen patrones variados y su memorización es clave si queremos superarlos. El modo arcade con un crédito, sin checkpoints, ofrece el reto más puro para quienes busquen dominar todos los matices del combate tradicional. En este sentido, el reciente trabajo de The Game Kitchen con su Ninja Gaiden se nos antoja mejor diseñado y resuelto, algo en lo que, creemos, deberían fijarse otros diseñadores al uso.

La presentación del juego tiene ese toque arcade que tanto nos gusta
Una fiesta pixelada para tus ojos
Visualmente, Neon Inferno es un festival de pixelart estilo 32 bits con múltiples capas de fondo, efectos de iluminación y animaciones que recuerdan a las mejores épocas de los arcades, pero con el brillo y estilo de una producción moderna. Los escenarios, desde los barrios devastados del Bronx hasta los jardines del Manhattan más céntrico, están llenos de vida y detalles que hacen que cada pantalla destaque sobre la anterior, gracias a la profusión de detalles y la paleta de colores infinita de la que hace gala.

El artwork del juego también destaca
El juego incluye opciones de filtros visuales, entre ellos filtros que simulan efectos CRT y scanlines, evocando aún más la sensación de estar jugando en una máquina recreativa o consola retro. Estos filtros no solo cambian la estética, sino que ayudan a suavizar los bordes y a destacar los efectos de neón, algo que agradece la vista en sesiones prolongadas. Es justo comentar, que la versión Switch adolecía de una lentitud destacable teniendo —o no— activadas algunas de estas opciones gráficas, algo que se ha resuelto, en parte, gracias a un parche posterior al lanzamiento. Ahora su desarrollo es más suave y sufre menos caídas de frames, pero aún así tiene un rendimiento mejorable y, por desgracia, la primera Switch no es desde luego la mejor plataforma para disfrutar del juego.

Neon Inferno permite también jugar a dobles
Neon Inferno es una interesante mezcla, que respeta el pasado más glorioso de los videojuegos de acción bidimensional, y cuya ambición por incorporar mecánicas más modernas resultan algo superfluas. Su estética pixelada sobresaliente, una banda sonora movidita al estilo synthwave, y las mecánicas híbridas, lo convierten en una experiencia que tanto veteranos del género como nuevos jugadores pueden apreciar. La campaña ofrece desafíos intensos, la dificultad es alta y algunos modos podrían son, quizás, demasiado exigentes, pero en conjunto el juego de Zenovia nos ha atraído irremediablemente con sus redes, y podría convertirse en una de las propuestas indie más destacadas del año para los amantes de la acción 2D. Y ahora, si nos permitís, vamos a echar una partida más...
