Ninja Senki DX es un sencillo y disfrutable juego de plataformas y acción. Cogiendo la base de los típicos juegos de los 80 y 90 en los que controlábamos a un robot azul cualquiera y derrotábamos a multitud de enemigos y bosses finales mientras atravesábamos niveles repletos de obstáculos, la obra de Levigne, alma mater de Tribute Games, no escondía su predilección por este planteamiento tan puro bajo una cobertura de gráficos pixelados más cercanos a lo que podíamos ver en Game Boy Color que al más habitual 'estilo NES' en esto de la escena indie.
Sin ocultar la inspiración casi total en Mega Man, Ninja Senki DX recoge el testigo dejado por el original e incluye algunas novedades (no muchas, la verdad), para convertirse en un juego comercial en ordenadores y consolas Sony con el que Tribute seguramente pueda tomarse un respiro hasta que llegue su próximo gran proyecto tras el notable Curses n' Chaos.
En la piel del pequeño, pero fiero, Hayate, un ninja en busca de venganza contra un demonio, atravesaremos no pocos niveles llenos hasta la bandera de temibles trampas y enemigos. Aprovechando sus habilidades para hacerse invisible y las artes para manejar el shuriken, se tendrá que enfrentar a un buen puñado de criaturas mitológicas, como demonios y oni (ogros), así como a otros adversarios en esta aventura repleta de acción y plataformas.
Pronto nos daremos cuenta que en Ninja Senki DX es fácil morir, y que el escenario es tanto, o más importante, que los enemigos con los que nos topamos. Aquí no valdrá tener un ojo puesto en el televisor o en el móvil mientras chateamos, lo mejor será tener todos los sentidos puestos en el monitor del ordenador. Sólo dos botones de acción, el salto y lanzamiento de estrellas ninja (infinitas), nos proporcionan las habilidades de Hayate para todo el juego. Es cierto que contaremos con un precioso doble salto que nos sacará de más de un aprieto, pero no contéis con la adquisición de nuevas habilidades ni armas. Todo lo que ofrece Ninja Senki lo hace desde el primer segundo: ni más ni menos.
Es cierto que contaremos con un precioso doble salto que nos sacará de más de un aprieto, pero no contéis con la adquisición de nuevas habilidades ni armas. Todo lo que ofrece Ninja Senki lo hace desde el primer segundo: ni más ni menos
Saltos al milímetro, enemigos dispuestos en las plataformas listos para jorobarnos y hacernos caer a ese pozo sin fondo, bichos que no paran de disparar y con los que tendremos que sincronizarnos, enfrentamientos con bosses finales (algo descafeinados, eso sí), etc. es lo que obtendréis al cargar el juego. La posibilidad de mejorar nuestras puntuaciones al matar a todos los malos de cada nivel, recoger las monedas dispuestas (llamadas aquí 'koban'), o terminar las fases en el mejor tiempo posible, servirán para que nuestra puntuación suba, quizás el único acicate para seguir jugando una vez nos terminemos una aventura que puede duraros un par de horas.
Contando con tan sólo dos vidas, y aunque Hayate cuenta con cinco puntos antes de perder una de ellas, los 'Game Over' serán bastante habituales hasta que no le pilléis, de nuevo, el tranquillo. Este es un juego actual, pero no perdona ningún desliz. La inclusión en esta versión de los modos 'Desafío' o 'batalla contra jefes finales' alarga un pelín la vida de Ninja Senki DX, que en parte se ve arruinada por un diseño de niveles a caballo entre la poca inspiración y la inteligencia con la que se han dispuesto los diferentes items para obligarnos a reconocer el mejor camino para terminar cada uno de sus 16 niveles.
Esta curiosa dicotomía es la que no permite que el juego de Tribute alcance el notable. Los controles son buenos, los gráficos pixelados también y se mueven a las mil maravillas, la banda sonora en la línea del estudio indie, pero falla en parte por la repetición exhaustiva de patrones de los enemigos, en los niveles a pesar de cambiar el ambiente y el escenario, y, sobre todo, en unos jefes finales sosos que además se repiten en bastantes ocasiones hasta llegar al último boss, una batalla a todas luces desequilibrada que hará enfurecer a más de uno por lo injusto de la misma.
Esta curiosa dicotomía es la que no permite que el juego de Tribute alcance el notable. Los controles son buenos, los gráficos pixelados también y se mueven a las mil maravillas, la banda sonora en la línea del estudio indie, pero falla en parte por la repetición exhaustiva de patrones de los enemigos
Con todo, Ninja Senki DX posee un precio más que aceptable, unos 5€, y ofrece un desafío y una jugabilidad mucho más que aceptables, algo de lo que adolecen muchos de los juegos actuales que tratan de imitar el estilo 8 bits de toda la vida. Con algo más de mimo y variedad podría haberse convertido en todo un referente, pero sigue siendo en nuestra opinión una opción muy válida para todos aquellos que quieran recuperar una fórmula casi tan vieja como los videojuegos sin tener que recurrir a los clásicos ya tan sobados.
Más información en la web oficial de Ninja Senki DX