Probamos esta bella reinterpretación del original para la consola de Nintendo
Enfrentarse a un juego como Panzer Dragoon no es nada fácil. La intemporal obra de SEGA y el Team Andromeda ha quedado en la retina de muchos amantes de los juegos de disparos sobre raíles y de aquellos reconvertidos en auténticos fanáticos de la del puercoespín azul. Quizás por ello, el proyecto de remasterizar un título así en la actualidad no es cosa baladí, y quizás también por eso, aunque el resultado haya sido satisfactorio, estamos seguros de que podría ser mejor...
A mediados de los 90 SEGA luchaba encarnizadamente con Sony y su PSX mientras miraba por el rabillo del ojo como la Nintendo 64, a pesar de los continuos retrasos, podía convertirse en una nueva amenaza. La situación no era nada sencilla: los inversores querían su dinero, la directiva japonesa quería resultados y el público, sobre todo el fiel norteamericano, quería ver cómo iban a lucir los juegos en su consola de nueva generación. Saturn no había sido concebida para los gráficos 3D, era una pequeña gran bestia en gráficos bidimensionales, y lo de la tridimensionalidad fue un aparente parche de última hora que obligaría a todo aquel que se enfrentara a la dupla de procesadores de su interior, a ganarse el sueldo como ingeniero de software.
No cabe duda que los escenarios han ganado en profundidad y capacidad de inmersión
Exactamente lo que hicieron en AM6, o el Team Andromeda, como se les conoció durante la trilogía Dragoon para Saturn. Con Yukio Futatsugi a la cabeza, quien se vio a las primeras de cambio dirigiendo proyectos de poca índole en SEGA a encargarse de diseñar un shooter que debía revolucionar el hardware, el pequeño equipo de creativos diseñó un juego que aprovechara la inclusión del otro procesador en la CPU a última hora, al tiempo que creaba un juego sugerente, atractivo y divertido, fiel a la tradición arcade de una SEGA que triunfaba en los salones recreativos del momento con sus muebles mastodónticos. La tormenta perfecta, sazonada con una pizca de la artesanía que solo un genio como el dibujante y creador de historias Jean «Moebius» Jiraud podía aportar, y que sorprendió a los jugones gracias a un lanzamiento casi coetáneo (de lanzamiento en Estados Unidos) con la consola en los tres mercados principales.
La retícula y el sistema de apuntado son algo diferentes al original de Saturn
Sabiendo esto, hay que entender que el trabajo de la remasterización de un juego mitológico como Panzer Dragoon no es fácil, y así lo ha demostrado el esfuerzo desigual de la desconocida MegaPixel Studios y Forever Entertainment con este remake. Pero vayamos por partes: En el juego, tomaremos el papel de un habitante de un planeta lejano y extraño que de pronto tiene que subirse a este dragón guerrero y terminar lo que su anterior dueño no pudo al morir frente a sus ojos. Una cinemática a modo de introducción que en el 95 revolvió las tripas de muchos y que nos ponía en situación rápidamente. Posiblemente una de las mejores animaciones del momento que le valió a SEGA a colar su obra audiovisual en grandes certámenes de imagen sintética como ArtFutura.
En este nivel tendremos que usar continuamente la función de fijado del punto de mira
La sabia combinación de infografía y un montaje preciso donde lo sonoro ponía su puntilla, se mantienen ahora en el remake con algunas modificaciones de montaje y usando el motor del juego, aunque pierde algo de carisma y algunos detalles como el grito desesperado del dragón al morir su dueño no terminaban de encajar. En cualquier caso, se trata de la antesala de lo que viene a continuación: seis intensos niveles dotados de una ambientación espectacular que supieron jugar perfectamente con las limitaciones de Saturn, y que ahora lucen mejor relativamente, aunque han perdido su personalidad original debido a cuestionables decisiones de diseño o cambios en la paleta de colores. Nada realmente importante, sobre todo si fuéramos noveles en el juego, pero sí reseñable para los más puristas.
Es cierto que los colores aparecen más saturados y vivos en el remake
Lo que quizás no le ha sentado tan bien al remaster son los cambios jugables, una retícula de apuntado caprichosa que no termina de fijar los objetivos como quisiéramos, un dragón que no para de bambolearse en exceso hacia arriba y abajo y, sobre todo, una suerte de lag autoimpuesto (imaginamos), para el momento en que cambiamos de perspectiva y queremos apuntar a los laterales o a la parte trasera del dragón. Ciertamente molesto el tiempo que pasa desde que apretamos al botón hasta que hace el giro de cámara, y que hace 25 años ni era tan acusado, ni, seguramente, lo hubiéramos tenido tan en cuenta, pero que hoy en día chirría en exceso.
Quizás lo más irritante sea el lag al cambiar de perspectiva
Fuera de esto, la verdad es que la experiencia de juego no ha cambiado mucho, y es una delicia surcar estos inventivos escenarios extraterrestres que en cierto modo podríamos reconocer: amplios lagos, ruinas semienterradas, desiertos abrasadores, cuevas interminables y todo ello salpicado por oleadas de enemigos bien dispuestos. El desarrollo de la partida es divertido y siempre encontraremos el aliciente de un arcade bien hecho que nos anima a seguir, sobre todo a partir del cuarto nivel, donde la curva de dificultad asciende unos enteros y empieza a ser necesario prestar más atención y memorizar en parte la aparición de los enemigos. Por fortuna, contaremos con algunos créditos para continuar, y este que suscribe tiene la sensación de que se ha suavizado de alguna forma la dificultad intrínseca del nivel, equilibrada, sin embargo, por esos detalles en el apuntado y en el movimiento del dragón que nos puede despistar y que comentaba un poco más arriba.
La partida se ve interrumpida de vez en cuando por pequeñas cinemáticas
Sea como fuere, se trata de un título efímero, tenedlo en cuenta, de algo más de una hora y media (¡quizás más por esos ridículos tiempos de carga tan largos!), y que no ofrece mucho más contenido una vez lo terminemos. Si estás de acuerdo con el planteamiento, genial. De hecho el modo foto y la banda sonora original incluidos como extras, un nuevo método de control adaptado a los tiempos que corren (que no nos convence), además de incitarnos a completar el juego en el modo difícil para obtener trucos, siempre son bienvenidos, pero podríamos haber esperado algún detalle más que sobre todo ayude a los más jugones a continuar en este universo único. Quizás la presión haya sido excesiva por salir antes de lo necesario, y Nintendo haya tenido algo que ver deseando estirar lo máximo posible el chicle de la exclusividad temporal.
No lo escucháis pero la banda sonora remasterizada sigue siendo igual de buena que la original
Afortunadamente, parece que el equipo diseñador trabaja en nuevas actualizaciones que quizás permitan modificar algunos de estos detalles o incluso incluir nuevo contenido, convirtiéndolo entonces en la versión definitiva de este clásico. El precio tampoco ayuda a decidirse, 25 € es una cantidad relativamente alta para un título de este porte en la actualidad, pero nos dejaremos recrear por la belleza de sus escenarios, la banda sonora de Azuma y Hayashi y la posibilidad de volver una y otra vez al juego como buen arcade que es. Recomendable hasta cierto punto, esperamos que lleguen las mejoras prometidas (el equipo recibe con entusiasmo los comentarios de los fans de la saga) y que se corrijan algunos de sus defectos, no en vano, el equipo está preparando las conversiones a otros sistemas y el eventual remake de la segunda entrega de la serie.
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