Los mamporros están otra vez de moda. Probamos la versión para Switch
Desde aquel lejano 1994 en el que apareció Streets of Rage 3, y que dejó a los seguidores de la saga con un sabor agridulce (sobre todo por la extraña versión occidental que llegó por estas tierras), mucho se ha especulado con la vuelta de una serie. Sin embargo, experimentos fallidos, como el de Core por colarle a SEGA su posterior Fighting Force, intentos de la propia Ancient por revivir la saga ya en Dreamcast o la caída en desgracia de la del puercoespín azul a partir de la década del 2000, dejaron huérfanos a los seguidores de Axel, Blaze y compañía... hasta ahora, con la llegada de Streets of Rage 4.
Y es que cuando Dotemu anunció en 2018 su colaboración junto a la propia SEGA, Lizardcube y Guard Crush Games, la producción de la cuarta entrega, oficial, de Streets of Rage, muchos fans incondicionales se rasgaron las vestiduras y otros tantos se regodearon porque a pesar de un trailer de presentación atractivo, lo cierto es que aún no nos podíamos hacer una idea de qué esperar del juego.
Uno de los niveles transcurre por el barrio chino
Por otro lado, juegos como Fight'n Rage dejaron muy alto el listón en los títulos 2D de estilo «yo contra el barrio», y eso, a pesar de jugar con la fuerza de un nombre consolidado en la memoria colectiva de los jugones, también pesaría para los ilusionados diseñadores. ¿Y cómo han respondido? ¿Han cumplido las expectativas? ¿Es este el juego definitivo de la serie? ¿Definitivo de los beat'em up en general? El que suscribe no es ningún experto en la materia; simplemente le gusta disfrutar de los mamporros y las barrios fondos pixelados de estos juegos que tan buenos ratos nos dieron en salones recreativos y en los sistemas de 8 y 16 bit, pero a pesar de ello, si de algo no cabe duda, es que Streets of Rage 4 destila cariño, respeto y buen hacer por cada uno de sus poros. Y es más: es muy, muy divertido.
Cada enemigo tiene un patrón de ataque y defensa diferente
Empecemos por la historia. Diez años después de haber vencido en innumerables ocasiones a Mr. X y los indeseables de sus pandilleros, parece que los hijos del hombre incógnita, los malvados gemelos Y (una familia original, todo hay que decirlo), han reunido a lo más granado de los bajos fondos y otra vez siembran el terror con su sindicato del crimen en la castigada Wood Oak City. Ni corta ni perezosa, nuestra expolicía favorita, Blaze Fielding, se cabrea y llama a sus amiguetes Axel Stone, junto a Cherry Hunter (hija de Adam Hunter) y Floyd Iraia, un aprendiz robótico del estranbótico Dr. Zan.
Adam Hunter es uno de los personajes desbloqueables
Juntos tendrán que enfrentarse a las típicas oleadas interminables de enemigos con nombres tan sugerentes como Galsia (leedlo con acento, por favor), Donovan, Murphy o Victoria, además de los habituales jefes fin de fase, entre los que encontraréis a algún viejo conocido de la saga. 12 niveles intensos y cargados de acción, algunos divididos en subsecciones y otros más cortos, que os darán una idea de la cantidad de escenarios por los que podremos discurrir en el juego: la comisaría, Chinatown, el muelle antiguo, un avión o el último encuentro que tiene lugar en isla Y.
A medida que avanzamos van apareciendo nuevos enemigos
Para defendernos de todos estos tipejos podremos seleccionar desde el principio a alguno de los cuatro protagonistas principales que mencionamos un poco más arriba: Axel, corpulento y algo más pesado que de costumbre (los años no pasan en balde), Blaze, que sigue siendo la más ágil del grupo y una delicia para los principiantes, Cherry Hunter, algo más alocado y que os recordará a precisamente el hermano menor de Adam, Skate, y Floyd Irania, un pedazo de tío de tropecientos metros que perdió los brazos en un accidente laboral, y que gracias al Dr. Zan ahora cuenta con un par de brazos biónicos la mar de chulos. Es el más lento de todos, pero posee un movimiento especial que permite atrapar a enemigos a distancia más útil. También podremos desbloquear a Adam Hunter en uno de los niveles, a personajes clásicos de la saga que aparecerán en el juego con su estilo pixelado y todo, y algunos secretillos más que no desvelaremos.
En algunos momentos puntuales echaremos de menos contar con algunas técnicas de juegos anteriores
Misma esencia jugable
Además de los clásicos puñetazos, patadas voladoras, agarres y demás, nuestros personajes pueden realizar una suerte de movimientos especiales que consumen algo de energía (recuperable si no sois contraatacados) y otros movimientos que pueden ejecutarse al obtener unas estrellas. Todo esto se encuentra aderezado con un interesante sistema de combos, que no queda muy bien explicado cómo funcionan en el juego, pero que son una delicia por la forma en que nos dejan encadenar de manera ágil y seguida diferentes movimientos para terminar con algunos de los enemigos más pesados, como los Murphy y sus puñeteros escudos, o las Honey, unas punkis con casco muy pesadas, y que no paran de dar brincos y tratan de agarrarnos para quitarnos algo de nuestra preciada barra de energía.
Las partidas multijugador son una delicia
En general, habrá que conocer los patrones de los malos y usar una estrategia adecuada para enfrentarnos con éxito a ellos. A pesar de que la pantalla puede llenarse de bastantes de estos enemigos, el sistema de esperas integrado en a lógica del juego por sus diseñadores, permite que el jugador pueda organizarse y no sentirse agobiado a las primeras de cambio. Puede parecer un sistema muy primitivo, y de hecho, en algunas ocasiones es extraño que algunos enemigos no nos ataquen esperando apartados en un margen de la pantalla, pero esto le da aún más aire a clásico al juego. También es interesante constatar que el juego permite seleccionar varios niveles de dificultad (reduciendo número de vidas disponibles, por ejemplo), y que podremos jugar a dobles online y con hasta cuatro jugadores simultáneos en la misma máquina.
Esta mezcla de gráficos pixelados y modernos es un puntazo
Las mecánicas y la jugabilidad son heredadas de entregas anteriores. Sus diseñadores han recogido todo aquello que han creído más interesante y aplicable al juego,y aunque no todos los seguidores estén de acuerdo con las decisiones (ausencia de sprint para todos los personajes, por ejemplo), la verdad es que Streets of Rage 4 funciona bastante bien, y es muy divertido, que a fin de cuentas es lo importante en un videojuego. A nivel estético raya también a muy buen nivel, gracias a unos personajes dibujados a mano y animados con esmero y gran atención, deudores del gran trabajo realizado en el remake de Wonder Boy: The Dragon's Trap, y los escenarios también son muy notables, aunque algunos aparezcan un poco más vacíos que otros. Los efectos de luces y sombreados, efectos especiales, etc. contribuyen a crear una atmósfera muy adecuada para el juego.
El trabajo en las animaciones es muy notable
Todo esto se complementa con una suavidad continua de imágenes por segundo y una banda sonora que en RetroManiac nos ha encantado. Jugando con estilos eminentemente más actuales de la música electrónica, no deja de ser una evolución de lo que propuso un experimental Yuzo Koshiro en su tiempo con Streets of Rage; salvando las distancias, claro. Quizás no sea un estilo muy del agrado de todos, pero tampoco aquellas melodías de los 90 lo eran para algunos jugones. Sea como fuere, las pistas de audio van cambiando a medida que avanzamos en un mismo nivel, adaptándose al contexto de lo que vemos en pantalla y proporcionando una nota más de dramatismo a todo el conjunto. También es un atino que podáis seleccionar un cambio de estilo, y optar por lo que han venido a denominar «banda sonora retro», que son algunas pistas de audio sacadas de diferentes entregas de la serie, incluso de juegos para 8 bit.
Diva es la primera jefa final de nivel que nos encontraremos en el juego
El menú de opciones también nos permitirá personalizar aún más nuestra experiencia, gracias a la activación de efectos especiales, el método de control (clásico o moderno), las imágenes que valdrán para los ítems que recuperan parte de nuestra energía, o filtros gráficos tipo CRT y pixelados que, por desgracia, no dejarán de ser una pequeña anécdota por su implementación algo irregular. Los modos que se pueden desbloquear, como el Arcade o el Battle, el hábito de superar nuestras propias puntuaciones al final de cada nivel (y las de otros jugadores) además de los pequeños niveles retro escondidos, alargan aún más un juego que, en nuestra opinión, sí que es digno sucesor de la saga, y en el que se ha invertido un gran esfuerzo y mucho amor por los juegos originales; sin duda. ¡Muy recomendable!
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