He hecho demasiadas barbaridades para que la gente me llamara fotógrafo: estudiar (y sobre todo pagarle a una escuela) para que un papel con mi nombre y foto lo dijera, comprar "todo lo necesario" para serlo como una cámara profesional, equipo de iluminación, ciclorama, lentes y un sin fin de herramientas. Por supuesto hace 10 años o más me pareció una gran idea hacerme unas tarjetas de presentación con la leyenda "fotógrafo profesional" para que la gente lo supiera. Por más de 8 años me dediqué a retratar bodas, eventos corporativos y demás convenciones sociales para ganar dinero por ello, aunque lo que realmente quería "ganar" era el pomposo título de FOTÓGRAFO ese que hay que ganarse de las maneras más diversas pero casi nunca haciendo fotografías.
La búsqueda de ese ostentoso título que tanto enfurece al gremio cuando un "simple amateur" se auto proclama como tal entorpeció por años mi obra personal: me llené de bodas y de reconocimiento y premios por mi trabajo, pero no era feliz.
Mientras los discos duros se llenaban de respaldos de más de 1,000 archivos por fin de semana, las fotos por disfrute las hacía cada vez menos, llegué al punto de vender todo mi equipo de fotografía química, cámaras, reveladores, charolas, ampliadoras, etc para adquirir lo último en el mercado fotográfico convencido de que lo primero ya no tenía futuro.
Hoy me considero todo menos fotógrafo y mi corazón y mente están tranquilos: nadie me dice cómo hacer mis fotos, no me adapto al mercado ni lo "que vende", no sucumbo ante lo "nuevo". Aquellos "méritos" que hacía para ganarme el ansiado mote no son más que atrasos.
No soy fotógrafo, soy lo que soy. Doble exposición en film de 35mm sin manipulación digital Doble exposición en film de 35mm sin manipulación digitalDoble exposición en film de 35mm sin manipulación digital