Bastará que sepan que soy quien apretó el botón. No importan ahora las circunstancias concretas, las habrán leído ustedes múltiples veces. Todas mienten y todas resaltan una verdad obvia: necesitábamos ampliar nuestros horizontes. Sólo había una manera para ello.
La noche antes, todos nuestros jerarcas se reunieron. Decidieron si el momento presente reunía las condiciones prescritas para activar el protocolo de liberación mundial. Tras aprobarlo, decidieron que nadie podría cargar sobre sus hombros una decisión así. Toda la población fue conectada a una red, y todos pulsamos en un botón virtual la decisión de desencadenar nuestro armamento en la costa separada por el Océano. Solo un botón era efectivo. el aza quiso que fuera mío. Solo yo lo sé, pues asi me fue comunicado, junto con los detalles y el ofrecimiento de tratamiento para los desordenes que pueda sufrir. Pero no me arrepiento. Alguien debía hacerlo. No veo ni imagino los rostros calcinados, ni los cuerpos exánimes donde hubo fulgor un segundo antes. Agradezco a nuestros líderes el honor que se me fue hecho. Eurasia lo necesitaba. Desde siempre hemos estado en guerra con Oceanía.