Revista Opinión

Impuestos y socialdemocracia

Publicado el 31 julio 2024 por Manuhermon @manuhermon

Impuestos, paguen mas los q mas tengan. El papel de los impuestos en una sociedad moderna. (La actualidad aconseja volver a publicarlo)

Terminada la Segunda Guerra Mundial, en muchos países europeos, en unos antes en otros más tarde, se instaló un modelo de sociedad que hemos llamado Estado de Bienestar. En dicho modelo de sociedad se plasman aquellos sueños de los movimientos obreros y revolucionarios del siglo XIX y XX, las luchas de las izquierdas y progresistas junto con algunas derechas democráticas europeas implantan para el conjunto de las poblaciones, la sanidad y educación públicas, los subsidios para los necesitados y parados y la atención al final de la vida laboral, las pensiones.

Este modelo de sociedad trataba de satisfacer necesidades básicas para todos, logrando así una paz social que repercutía en la mayor obtención de beneficios empresariales. El costo del estado de bienestar está sustentado por los gobiernos con los impuestos, que se tratan de aplicar lo más progresivos posibles, recaudando más a los ricos para poder distribuir a los pobres y menos favorecidos.

En el último tercio del siglo pasado, el neoliberalismo difunde la teoría de que los impuestos perjudican enormemente a los ricos, y mejor es suprimirlos. Comienzan las ofensivas de los ricos contra los impuestos, y toman variados caminos para reducir su aportación al bien común: la elusión fiscal, el ocultamiento en paraísos fiscales, la difusión de teorías de que el estado/gobierna nos roba, etc. En los lugares donde los resulta muy difícil acabar con ellos, pelean tenazmente por su reducción, con la peregrina idea de que ese dinero estará mejor en sus bolsillos y generará mayor riqueza que beneficiará a todo el mundo. La realidad demuestra que eso es una gran mentira, existen innumerables estudios sobre las desigualdades y su aumento en los últimos años mostrando que los ricos pagan menos impuestos y las desigualdades aumentan a ritmos altísimos.

En España, los partidos derechistas, tienen el mantra de la reducción de impuestos como principal doctrina económica. Reducen impuestos allí donde gobiernan, en las Comunidades Autónomas, al tiempo que reducen prestaciones públicas, sanidad, educación… y al mismo tiempo claman porque el Estado les aumente la financiación. Reducen impuestos en sus lugares y a cambio piden más dinero a papá Estado.

En muchos lugares de España y entre muchos sectores sociales y políticos, incluidas las izquierdas, se está instalando la idea de lo injustos que son los impuestos. Ya no solo se utiliza el mantra de reducir impuestos, últimamente empieza a calar la idea de: los impuestos de los ricos devolverlos a los ricos, a sus bolsillos, a sus territorios, a sus empresas, lograr que de lo recaudado se reinvierta una gran parte en los barrios ricos, aumentando sus dotaciones de servicios, mejorando urbanismo, comunicaciones y servicios exclusivos en sanidad y educación. El enorme aumento de la sanidad privada y de colegios concertados, principalmente en Madrid y Cataluña, es una muestra de esta deriva de particulares mejoras a los pudientes, además desviando mucho de lo recaudado, dinero público en los presupuestos, a subvenciones para empresas, a gasto público en obras o proyectos que fundamentalmente tienen como objetivo meter pasta en el bolsillo de sus amiguetes.

El Madrid de Ayuso tuvo como asesores fiscales a Institut Ostrom Catalunya, un laboratorio de ideas fundado y mantenido por independentistas catalanes, neoliberales of course, que contribuyeron a elaborar el documento que presentó la Comunidad Madrileña al Gobierno Central con sus opiniones sobre la reforma tributaria. Y ahora vuelve en Cataluña otra ofensiva parecida.

No puede ser que Cataluña sea la tercera en aportar recursos y la decimocuarta en recibir recursos. No es un privilegio, es una cuestión de justicia’’ Salvador Illa discurso en la federación del Baix Llobregat, junio 2024.

Claro que Cataluña es una de las comunidades que más aporta al conjunto nacional, por ser de las comunidades ricas aporta permitiendo al Estado redistribuir a las comunidades pobres, pero esto es lo justo que los primeros en recibir sean los necesitados. Y es lo normal. Cataluña y en mayor medida Madrid, -que aporta más- concentran la mayor cantidad de los super ricos de España, seguidas de Baleares. Al margen quedan País Vasco y Navarra, con su particular y privilegiado sistema de financiación de cupo y concierto, recogido en la Constitución, fueros especiales mantenidos por el franquismo, pero claramente al margen de criterios progresistas de igualdad y solidaridad.

Si cada cual aportara llevándose lo mismo que aporta, se acabaría la redistribución. Dejando al margen que los impuestos los pagan las personas, físicas y jurídicas, y no los territorios, aunque la idea teórica que subyace es la misma, mantener los privilegios de nacimiento, aumentar las desigualdades apoyándose en tratos de favor históricos, en privilegios por factor de nacimiento, o en muchas ocasiones por dinámicas históricas violentas, o simplemente injustas. Sirvan como recordatorios: los mayores precios pagados por todos los españoles a productos textiles debido al proteccionismo o favores a la industria catalana; los ‘planes de desarrollo’ del franquismo fueron comandados por grandes economistas catalanes, que influyeron en primar desarrollos económicos allí. Si el gran complejo industrial de SEAT se hubiera instalado en Castellón, por ejemplo, y el complejo petroquímico tarraconense se hubiera llevado a Murcia o Almería, los recursos hoy estarían mejor repartidos. Al igual ocurre con Madrid y sus privilegios capitalinos.

La idea de que paguen más los que más tienen, para así poder redistribuir entre los menos favorecidos es un pilar básico de las ideas de izquierdas, progresistas y socialdemócratas del siglo XX en Europa, descartadas las revoluciones, la única forma de mantener una sociedad moderna civilizada. Esta idea comienza a resquebrajarse y el estado de bienestar empieza a reducir su impacto benefactor. No solo no aumenta prestaciones, sino que las disminuye, generando gran insatisfacción entre los no favorecidos que se alejan cada vez más de la democracia.

Zapatero también contribuyó cuando dijo aquello de, ‘bajar impuestos es progresista’. No por favor. No voy a arreglar el mundo por decir estas cosas, ni tu. Pero no quiero que me hagan comulgar con ruedas de molino.

Independentismo catalán, una forma de neoliberalismo

 ¿El retorno de impuestos a los mismos territorios? pero ¿por qué tiene que haber retorno a los que pagaron? devolver el dinero de los impuestos a los ricos se pretende revolucionario, romper el criterio de solidaridad interterritorial español, y europeo, se presenta como progresista, que desfachatez.  A un neoliberal se le ocurre la feliz idea de denunciar que los impuestos son una carga, dicen que es dinero de nuestros bolsillos que nos obliga a pagar el Estado, pagamos sin obtener nada a cambio, gritan los pagadores y pretenden que les ayuden a lograr su devolución. Quieren olvidar las luchas históricas del movimiento obrero por recuperar una parte de la plusvalía que le arrebataron, pretenden tapar tras la cortina secesionista la historia de conquistas posteriores a la II guerra Mundial. 

Acabada la Guerra había millones de obreros armados, derrotados los fascismos y con un sistema comunista que hacía competencia al capitalismo, aconsejaban repartir parte de la plusvalía, reducir desigualdades, y una de las vías que se utilizó fueron redistribuir los impuestos recaudados por el Estado hacia los más necesitados pagando un salario social como forma de asegurar la paz a cambio de unas condiciones de vida que garantizaran educación, sanidad y mantenimiento en los días de imposibilidad de trabajar, por paro, enfermedad o vejez. 

En Europa se formalizó un contrato social -pacto inter clases para convivir- tomó el nombre de Estado de bienestar, que dura hasta hoy. Tras la derrota de los sistemas comunistas a finales de siglo, la globalización y la interconexión de mercados productivos y financieros, los ricos del planeta, entre ellos los catalanes, creen llegado el momento de eliminar los impuestos, consideran superflua esa contribución que hacían para garantizar la seguridad y el equilibrio de una sociedad. Lo empezaron formulando en la época de Reagan y Thacher, entonces lo formularon bajo la teoría de dejar los impuestos en manos de los ricos, porque decían que ellos generaban actividad económica y así caerían unas migajas al resto, posteriormente trasladaron la producción industrial a los países emergentes con ínfimas condiciones laborales y mínimos derechos evitaban los costes de salarios occidentales mientras su dinero volaba de un país a otro. Se extendieron por todos los rincones paraísos fiscales y leyes con subvenciones, exenciones, y puertas abiertas a toda treta y elusión fiscal… y ahora, nos quieren convencer los independentistas de que los impuestos deben quedarse en casa de quien los paga, que suena a que los impuestos son para quien los paga, exigiendo su devolución. Este es uno de los ejes de la autodeterminación. 

Según su argumento, ¿tendremos que devolver los españoles, miles de millones de ayuda comunitaria que hemos recibido de la UE? Durante años pasados hemos sido uno de los países del mundo que mayor volumen de ayuda haya recibido nunca, en cifra superior a lo que representó en la posguerra mundial el Plan Marshall estadounidense para Europa. También recibió ayudas de la UE Cataluña. Un principio socialdemócrata y de la política europea es el de los que más tienen deben contribuir en mayor medida, con el que manifiestan disconformidad los independentistas catalanes. Mala tarjeta de presentación para solicitar la entrada en un club que tiene establecida como una de sus reglas obligadas la contribución solidaria de las regiones ricas hacia las regiones pobres, porque ¿alguien duda de que una supuesta Cataluña europea tendría que contribuir a la UE? La contradicción de postulados secesionistas es permanente, presumen de sus buenos datos económicos para convencer a la audiencia de que si los utilizaran para sí mismos serían todos más ricos. Pero, precisamente dichos argumentos de potencialidad económica justifican su contribución solidaria, en España y en Europa, que es contra lo que protestan. 

‘’Porque efectivamente los impuestos los pagan personas y empresas, pero, el retorno vía inversiones y gastos presupuestarios se refiere a los territorios, a los ayuntamientos y a las comunidades autónomas.’’ Argumentario independentista, razón número 33.

En el imaginario secesionista no existe la redistribución, uno de los aspectos más importantes de la socialdemocracia, rebajado ya aquel principio socialista de a cada cual según su necesidad de cada cual según su capacidad la redistribución es un pilar del estado moderno que el independentismo quiere hacer desaparecer, precisamente lo cercano a las izquierdas, aquello que fue considerado revolucionario, igualdad, libertad, solidaridad o fraternidad. La filosofía contenida en el párrafo secesionista anterior, -razón 33- es abiertamente neoliberal, dice, los impuestos para quien los paga, que los devuelvan. La teoría sustentada por los soberanistas presupone que los impuestos pagados por quienes viven en La Moraleja o el barrio Salamanca, de Madrid, en Pedralbes o las Tres Torres en Barcelona, tienen que retornar a esas personas que pagaron, retornar en forma de inversiones en sus barrios, en sus círculos sociales, pero entonces ¿por qué pagarlos, para qué hacer la pantomima y el gasto de recaudar para devolvérselo a  los mismos? Si aceptamos que lo normal es retornarlos a su origen, apoyamos el criterio de que se queden en sus empresas y bolsillos, que es realmente lo que dicen los ricos del mundo y los defensores del neoliberalismo. 

La idea que transmite es lo esencial, la solución que proponen parte de la filosofía neoliberal y aplica modernas técnicas xenófobas, la culpa de todos los males la tienen los extranjeros, los españoles nos roban nuestras riquezas, nos quitan nuestro trabajo, ellos se llevan las ayudas sociales que te daríamos, los otros culpables… Están diciendo ‘dejemos de pagar sus vicios con nuestro dinero, porque ya se sabe, son vagos, que no quieren trabajar’… los recortes en Cataluña son culpa de ellos, porque se llevan nuestro dinero los vagos andaluces. Lo increíble, lo peligroso, es que esta argumentación se haya extendido como la espuma entre individuos que se decían de izquierdas. 

Quizás no sea tan raro, situaciones similares confirman las encuestas sobre las bases sociales de apoyo de los partidos ultraderechistas y xenófobos en Europa en territorios de antiguos votantes a partidos obreros. Llevan al simplismo de meter en un saco a los españoles y en otro a los catalanes. Dos grupos en el que todos sus integrantes se hacen aparecer como iguales, para fabricarse un enemigo fácil de identificar, simplifican y retuercen la realidad para auto posicionarse cómodamente en el bando de los buenos, lo cual es el criterio utilizado por los xenófobos, extienden el miedo a los diferentes, los de fuera y generan hostilidad y rechazo hacia los otros por peligrosos, por lo que hay que identificarlos y marcarlos para separarlos. 

Limitar el problema de la secesión catalana al reconocimiento de un sentimiento indentitario oprimido, es estar ciegos ante la importancia de los aspectos económicos en el impulso que han dado ERC/CiU y en la toma de decisión por parte de las élites catalanas a favor de la independencia. Ambos aspectos –identidad y economía- influyen fuertemente en la cuestión de captación de voluntades. Ambos aspectos requieren explicaciones si pretenden convencer de su injusticia y regresión a miles de personas que ya los han asumido como propios, y encima bañados con un halo progresista para justificar cómodamente la postura individual de independentista sobrevenido.  Imposible vencer sin convencer, dejar como único camino el aceptar el enfrentamiento que está en la base de la idea nacionalista de exclusión es un error, por insuficiente. Aunque para convencer se han perdido muchos años, ahora será más difícil, porque una vez tomada postura, las personas buscan reafirmarla buscando ideas en su grupo rechazando leer/escuchar a otro distinto al suyo. 

Esta es una secesión liderada por argumentos de ricos que se quieren largar llevándose sus pertenencias, su territorio con todo lo en él contenido, con gran aparato populista y apoyados en sentimientos catalanistas, nacionalistas, ya que toda coartada necesita partes de verdad para ser realmente creíble. Una parte de los privilegiados, una parte de las élites económicas y políticas catalanas, se dicen ‘hasta aquí me sirvieron los españoles, a partir de ahora, en un mundo globalizado de poco me valen los mercados nacionales y menos en una Europa comunitaria’, en la que creen poder estar por sí solos, además quieren pagar menos impuestos en un estado nacional hecho a su medida, lo cual significará menor redistribución, menor estado de bienestar catalán.  

Anuncian la reducción del salario social, reducir el estado de bienestar, como forma de abaratar costes, ya me dirán cómo es posible con una deuda superior a 40.000 millones de euros –en 2012-. Piensan en tener menos regulaciones y mayor facilidad para saltárselas, consideran que es mejor que los capitales sean globales, hoy más sencillo que antes, y las cortapisas para ellos, dicen que siguen siendo españolas.  El modelo de sociedad que se vislumbra no es precisamente progresista, en el sentido que manejan las izquierdas, al revés, parece un modelo social similar al americano, menores impuestos, menor gasto social y mayores diferencias, alejándose de la sociedad europea que conocemos. 

El independentismo es una forma de neoliberalismo apoyado en la libertad del dejar hacer, dicen los poderosos, los ricos y corporaciones: dejarnos ser libres, aquello que me impida hacer lo que quiero no es bueno, que nadie me obligue a pagar impuestos, lo democrático es hacer lo que quiero. Están convencidos de que su importancia económica en medio de mercados financieros globalizados les posicionará con el norte junto a los privilegiados de Europa, -interesante opinión norte sur de Gil Calvo- y encontrará mejor financiación e integración separada de los pobrecitos españoles. Lo cual es una contradicción entre lo que piensan las élites, y lo que escriben y difunden para sumar independentistas, el mensaje hacia fuera habla de una Cataluña rica y próspera, mientras que el difundido al pueblo es el de una Cataluña empobrecida por la explotación española. Por supuesto nunca aparecen culpables catalanes de corrupción y prebendas, nada sabemos de culpables catalanes por la enorme deuda de Cataluña, ni su responsabilidad en las políticas de recortes...

La primera vez que publiqué el texto anterior, fue en 2012. Posteriormente lo he ido volviendo a publicar en ‘Arian seis’. Ahora parece que vuelve a estar de moda con la exigencia de una financiación singular.


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