In memoriam

Ni entiendo ni pretendo llegar siquiera a aficionado a este deporte rey, aunque por un natural afán localista, he sido siempre seguidor del Sporting, ya desde muy niño. Tal vez entonces conocía mejor las alineaciones y los resultados de un equipo que era motivo de conversación en el colegio primero y más tarde en el instituto y la universidad. Hace ya muchos años, fue subcampeón de liga y llegó a una final de la copa del Rey, ahí es nada, pese un modesto presupuesto y a compartir aficionados y socios con otros equipos asturianos, algo que limita económicamente al club y por ende, las posibilidades de éxito en una liga de millonarios.

Después de varias temporadas, tal vez excesivas, en segunda división, el Sporting de Preciado subió a primera, mientras su entrenador brindó el ascenso al cielo donde reposa su familia. D. Manuel tenía carisma y la voz ronca, soportó y fue soportado, por una de las mejores aficiones de España y sigue siendo la imagen de los escanciadores de sidra en numerosos restaurantes y domicilios particulares. Le plantó cara a Mourinho y ganó al Madrid a domicilio cercenando las posibilidades de que los blancos se hiciesen con la liga que ganó el Barcelona. Después Clemente, con declaraciones inoportunas y groseras consiguió que este club tuviese una mancha en el señorío del que siempre hizo gala, sin evitar un previsible descenso. Leo ahora en la prensa que Preciado ha fallecido a consecuencia de un infarto de miocardio. La muerte se presenta así, sin avisar, como si tal cosa, como la única certeza que tenemos de lo que va a ocurrir, y nos lo arrebata todo. Desde los hombres grises hasta quienes pasarán para siempre a los anales de la historia, el doloroso final común nos hace iguales en nuestra propia miseria. Lamento el fallecimiento de D. Manuel, con sus virtudes y defectos como técnico y como persona, ha tenido carisma y consiguió colocar a su club en primera división mientras su imagen escanciaba sidra en numerosos chigres de la plaza. Descanse en paz.