Revista Cine
Fallece una de las actrices que mejor representaron el glamour y la belleza de la edad de oro de Hollywood. Eleanor Parker formó parte de clásicos imborrables del séptimo arte y en todos ellos hizo gala de una elegancia natural. Su clase y distinción eran argumentos más que suficientes para convertirla en una de las actrices de clase A y su imagen imperecedera, gracias al cine, seguirá cautivando a futuras generaciones.
La calidad interpretativa también estuvo presente en su interesante carrera fílmica. No en vano fue nominada en tres ocasiones para el premio Oscar por su trabajo en Sin remisión (Caged, 1950), Brigada 21 (Detective Story, 1951), y Melodía Interrumpida (Interrupted Melody, 1955). Siempre recuerdo la escena de Brigada 21 en la que Parker protagoniza una contundente confesión final ante el que es su marido en el film (Kirk Douglas). Una actuación brillantísima de ambos en una película que deja huella en los días posteriores a su visionado. El papel de esposa adúltera, que se había sometido voluntariamente a un aborto, no era nada fácil de interpretar en 1951. Pero Eleanor lo defendió con enorme solvencia y su trabajo ayudó a romper algunos esquemas tradicionales del cine de Hollywood.
Eleanor Parker había nacido en el pequeño pueblo de Cedarville (Ohio). Muy pronto sintió la pasión por la interpretación y, cuando concluyó su etapa de instituto en Cleveland, emigró a California donde empezó a estudiar en el Pasadena Playhouse.
20th Century Fox y Warner Brothers se interesaron por ella y le ofrecieron audiciones pero rechazó las propuestas para poder continuar estudiando un año más. Transcurrido ese tiempo se decidió por Warner quien le ofreció su primer contrato en 1941. Su debut estaba previsto en el clásico Murieron con las Botas Puestas (They Died with their Boots On) pero sus escenas fueron finalmente cortadas. Su primera intervención se acabó produciendo en el cortometraje bélico Soldiers in White (1942).
Las películas de serie B siguieron nutriendo su carrera en los años venideros hasta que la industria volvió a expandirse, con el final de la guerra, y se le presentó la oportunidad de trabajar al lado de Errol Flynn en dos producciones que la dieron a conocer al gran público: Never Say Goodbye (1946) y Escape Me Never (1947).
Un año después, obtuvo el doble papel de Laura Fairlie y Ann Catherick en la adaptación de la novela de Wilkie Collins "La Dama de Blanco (The Woman in White)". Con este papel su carrera despegó definitivamente y vivió sus mejores momentos artísticos a lo largo de la siguiente década con clásicos como Un Rayo en el Cielo (Chain Lightning, 1950), Scaramouche (1952), Fort Bravo (1953), Cuando Ruge la Marabunta (The Naked Jungle, 1954), El Valle de los Reyes (Valley of the Kings, 1954), El Hombre del Brazo de Oro (The Man with the Golden Arm, 1955), Millonario de Ilusiones (A Hole in the Head, 1959), y Con Él Llegó el Escándalo (Home from the Hill, 1960).
Como solía suceder muy especialmente en esa época, las ofertas de trabajo descendían cuando las actrices iban ganando en edad. Así fue como sus intervenciones se redujeron en la década de los 60 aunque intervino en un musical clásico: Sonrisas y Lágrimas (The Sound of Music, 1965).
Durante la década de los 70 empezó a trabajar con más asiduidad en la televisión participando en capítulos de The Man from U.N.C.L.E, Hawaii 5-0, Vacaciones en el Mar (The Love Boat), y también Se ha Escrito un Crimen (Murder She Wrote), ya en los ochenta. También dio prestigio a una importante lista de telefilms (incluso protagonizó una nueva versión del clásico Guess Who's Coming to Dinner). Concluyó su carrera en 1991 con la tv-movieDead on the Money.
Son casi ochenta títulos los que adornan su filmografía pero, inevitablemente, siempre recordaremos esa larga melena pelirroja que tan bien lucía en Scaramouche. Descanse en paz.