Revista Cultura y Ocio
¡Cuánto he aprendido leyéndote, hablando, riendo a tu lado...!
¡Cuánto guardo de ti!
¡Cuánto me duele que te hayas ido así!
¡Qué te hayas ido!
Cuánto me duele que este sábado llegue el eco de tu voz a mi memoria.
Tu voz rotunda, que resuena como el ruidoso siglo
que llevó a los tuyos hasta la ribera del corazón de Francia.
¡Cuánto me duele este día!
¡Y tu adiós, y tu recuerdo, y las letras de tus libros!
¡Y tu palabra, y tu coraje, y aquella bandera honrada que volvió contigo!
¡Cuánto me duele todo lo tuyo!
Hoy me cuesta esperar, lo confieso.
Et si omnes, ego non.