El escritor, cronista y artista plástico chileno Pedro Lemebel, referente de la literatura homosexual y contestataria, falleció el pasado 23 de enero de 2015 en un hospital de Santiago a los 62 años de edad, afectado de un cáncer de laringe que padecía desde 2011. Pese a su cuadro de salud Lemebel pudo despedirse de su público el pasado 7 de enero en el marco del Festival Internacional Santiago a Mil, donde se organizó un completo homenaje a su obra bajo el título de Noche Macuca.
Pedro Lemebel fue seguramente el único escritor chileno que se maquillaba y usaba zapatos de taco alto, al menos en público. Maquillaje y tacones fueron parte de la propuesta contestataria de este escritor que, de ser un niño pobre criado a orillas de un basural y un artista travestido que usaba la provocación como herramienta de denuncia política, pasó a ser uno de los autores chilenos más comentados y exitosos de las últimas décadas.
Pedro Mardones Lemebel, hijo de Pedro y Violeta, nació en 1952, literalmente en la orilla del Zanjón de La Aguada. Vivió en medio del barro hasta que, a mediados de la década siguiente, su familia se mudó a un conjunto de viviendas sociales en avenida Departamental. En ese medio, en el cual los niños tenían limitado acceso a la educación, ingresó a un liceo industrial donde se enseñaba forja de metal y mueblería y, posteriormente, cursó estudios en la Universidad de Chile, de donde regresó con un título de profesor de Artes Plásticas.
Sus primeros acercamientos sistemáticos a la literatura ocurrieron en un taller literario a comienzos de los ochenta, donde empezó a escribir cuentos. También participó en algunos concursos menores, como el organizado por la Caja de Compensación Javiera Carrera, donde obtuvo un premio por su cuento “Porque el tiempo está cerca“, publicado en una antología de 1983. El autor tenía entonces 26 años y trabajaba como profesor de Artes Plásticas en dos liceos, de los cuales fue despedido ese mismo año, presumiblemente por su apariencia, ya que no hacía mucho esfuerzo por disimular su homosexualidad. Después de esa experiencia no volvió a impartir clases y decidió concentrarse en los talleres de escritura. Allí fue forjando redes intelectuales, políticas y afectivas, principalmente con escritoras feministas y de izquierda como Pía Barros, Raquel Olea, Diamela Eltit y Nelly Richard, quienes lo acogieron y vincularon a instituciones que estaban a medio camino entre la cultura marginal de resistencia a la dictadura de Pinochet y la academia oficial.
Sin embargo, su inserción en las filas de la militancia de izquierda fue problemática, ya su homosexualidad tampoco fue bien recibida en ese círculo. La primera vez que usó sus famosos tacones fue en 1986, en una reunión de los partidos de izquierda en la Estación Mapocho, donde el escritor leyó su manifiesto “Hablo por mi diferencia“, ante una audiencia perpleja. Ese mismo año, Pedro participó con siete relatos suyos en la antología Incontables, editada por el taller de Pía Barros.
En algún momento indeterminado de aquellos años revueltos, la vida artística de Pedro Mardones Lemebel tomó un giro sorprendente. Pasó del anonimato literario a la performance artística, al formar junto al poeta Francisco Casas el dúo “Las Yeguas del Apocalipsis“, que se caracterizó por irrumpir de manera sorpresiva y provocadora en lanzamientos de libros y exposiciones de arte, transformándose a poco andar en un mito de la contracultura. Para esa misma época, Pedro adoptó exclusivamente su apellido materno, dejando atrás el nombre con el que había firmado sus primeros trabajos literarios. De este modo fue dejando atrás al personaje teatral, para consolidarse definitivamente como escritor.
En 1995 Lemebel publicó su primera colección de crónicas, La esquina es mi corazón (1995) y al año siguiente creó un programa en Radio Tierra, llamado “Cancionero“, donde leía crónicas ambientadas con sonidos y música incidental. A partir de entonces comenzó a convertirse en un cronista urbano que husmeaba por los pliegues más oscuros de la vida cotidiana chilena. En los años siguientes publicó Loco afán y De Perlas y cicatrices, nuevas recopilaciones de crónicas en las que se fue afianzando su singular voz literaria, que mezclaba lo barroco y lo marginal en un tono de provocación y resentimiento.
En 1999, gracias a las influencias de su amigo, el escritor chileno Roberto Bolaño, quien había emigrado a Europa desde México en 1977 y que vivía desde entonces en España, su libro Loco afán: Crónicas de sidario es publicado por la editorial barcelonesa Anagrama, convirtiéndose en su primera obra publicada en el extranjero. Desde entonces, su obra escrita comenzó a despertar el interés de varias universidades e instituciones educativas internacionales. En el año 2001 incursionó en la novela con Tengo miedo torero, volumen que permaneció durante más de un año entre los libros más vendidos en el país, además de ser traducido a diversos idiomas. Posteriormente, continuó desarrollando su labor de cronista publicando títulos de crónicas como Zanjón de la Aguada y Adiós mariquita linda o Háblame de amores.
Lemebel ganó la beca Guggenheim en 2002, fue varias veces candidato al Premio Altazor y en 2014 al Premio Nacional de Literatura, que nunca ganó. En 2013 ganó el Premio Iberoamericano de las Letras José Donoso «por su asertividad a la hora de exponer la complejidad de la sociedad chilena».
In Memoriam:
“No soy Pasolini pidiendo explicaciones/ No soy Ginsberg expulsado de Cuba/ No soy un marica disfrazado de poeta/ No necesito disfraz/ Aquí está mi cara/ Hablo por mi diferencia/ Defiendo lo que soy/ Y no soy tan raro…”.
Pedro Lemebel en su «Manifiesto (Hablo por mi diferencia)», escrito en 1986.
Fuente: Memoria Chilena│La Tercera │El País│ La Nación.