Uno de los anime que más me llamaba de esta pasada temporada de invierno era esta serie que parecía perfecta para rellenar el hueco que dejó Gingitsune. En realidad, no la he ido viendo semana a semana sino que prácticamente ha caído del tirón en un par de días. Tampoco daba para mucho tiempo de visionado, es muy cortita con sólo 10 capítulos cuando lo habitual son 12 o 13 por temporada. Al menos, para Junio, tendremos un OVA adicional mientras esperamos que se animen con una segunda temporada. No confío mucho que la hagan, pero nunca se sabe.La serie se basa en un manga abierto de Morohe Yoshida que, a fecha de hoy, va por el séptimo tomo y que el anime adapta más o menos hasta finales del quinto tomo. Lo que más me ha sorprendido es descubrir, tras ver el anime, que se publica en una revista de corte seinen cuando parece lo más shojo del mundo. Como curiosidad, también existe un spin-off llamado Inari, Yonkoma, Koi Iroha a base de tiras cómicas (yonkoma), aunque corre a cuenta de otro autor.Argumento: A pesar de llegar tarde a clase, Inari Fushimi se detiene esa mañana a rescatar a un cachorrito de perro que está a punto de caer en un riachuelo. Su torpeza la lleva a acabar empapada, llegar definitivamente tarde y humillar accidentalmente a su compañero de clase, Tanbabashi, el chico del que está enamorada. Para colmo de males, éste se niega a aceptar sus disculpas y además descubre que él probablemente siente algo por Sumizome, la chica más popular de la escuela.
Terriblemente deprimida se va a su rincón favorito del templo. Allí, de repente, se le aparece Uka-no-mitama-no-kami, la diosa que reside en ese santuario. En agradecimiento por haber rescatado al cachorro de aquella mañana, una cría de zorro en realidad, le concede un deseo. En ese momento, lo que más querría Inari es ser Sumizome y, dicho y hecho, se transforma en ella. Las cosas se complican porque ese deseo pronto da problemas. Como Uka no puede deshacer la transformación recurre a darle parte de su poder para resolver el entuerto. A partir de entonces, Inari se podrá transformar en cualquier persona humana que ella quiera. Aunque sea sólo cosa mía, me ha recordado enormemente a los anime shojo de hace unos cuantos años en los que la protagonista tenía también el poder de transformarse en quien quisiera, dando una cantidad de líos increíbles. Así, que recuerde, estaba Himitsu no Akko-chan, o Epotrans! Mai (sólo manga, de Yuu Watase), por no hablar de series en que la protagonista también se transforma de una manera u otra como Hana no ko Lunlun, Sailor Moon (con el boli mágico que creo que sólo usa al principio de la serie), Creamy Mami o Full Moon wo Sagashite (ambas con transformaciones en idols). Y la lista seguirá con más títulos que no recuerdo o no conozco. Toda esta parrafada viene a decir que me ha parecido un bonito homenaje a esas series, antiguas en su mayoría.Tengo muy claro que si tuviese que definir esta serie en una única palabra sería "monería". Es una auténtica cucada que me ha hecho disfrutar mucho mientras la veía. Quizás, una de las pegas que se le puede poner venga de que es tan mona que está algo infantilizada y, a consecuencia de esto, tienden a dramatizar en exceso y a hacer una montaña de un grano de arena. Aunque siempre que no moleste este aspecto en particular, se podrás disfrutar perfectamente. Además del tema de las transformaciones y los líos que se producen, la serie es un popurrí de géneros como la comedia romántica, el slice of life, mitología yfolclore japonés, drama... Esta variedad, sumada a un elenco de personajes bastante amplio, genera una sensación de que no está muy claro hacia dónde tira la trama. Personalmente, el resultado no me ha desagradado y creo que lo han llevado bien, dando más de una cosa o de otra dependiendo del capítulo.En tan poquito tiempo se presentan hasta tres romances: Inari y Tanbabashi, una parejita adorable que va pasito a pasito, Uka y Touka, romance caracterizado por el odio inicial que le tiene él a la diosa por un trauma infantil, seguido de tira y afloja y bastantes escenas cómicas, y por último, el enamoramiento de una chica por otra (no diré quienes para no hacer spoilers), bastante natural aunque no se llega a desarrollar y, hasta donde ha adaptado el anime, queda como unilateral. Y aún así, amor no acaba siendo lo principal de la serie sino que a éste se le suman el tema de la amistad, los dilemas clásicos en este tipo de historias de relación entre humanos y seres divinos y, por tanto, eternos, y los asuntos del mundo sobrenatural. Lo cierto es que para ser tan cortita la serie, da mucho de sí.
A pesar de su brevedad, como ya he dicho, la cantidad de personajes que aparecen es bastante alta pues juega con el mundo humano y con el mundo de los dioses. Ya sean más o menos tópicos, todos caen bien. Punto extra para la historia al incorporar a una chica rellenita, Maru, una de las dos mejores amigas de Inari, de manera natural.Otro punto fuerte de esta serie es un precioso trabajo de animación, diseño de personajes, fondos, colorido... Ha sido una delicia visual que, sin pretender ser nada espectacular, ha estado bien cuidada y trabajada. Por el contrario, el apartado musical me ha dejado más fría y ni OP ni ED me han dicho gran cosa, aunque de animación ambos son preciosos.En definitiva, Inari, Konkon, Koi Iroha ha sido una serie que he disfrutado mucho. Pasa de ser romántica a ser divertida, de ahí al dramón, luego se centra en la mitología para, a continuación, hablar de la amistad. Quizás son demasiadas cosas y no funcionará con todo el mundo, pero a mí me ha encantado. Por suerte hay scans del manga para saber cómo sigue la historia *jojojo*.