En Palomares
Ahora que la Junta Electoral Central ha dictado una instrucción que reitera la prohibición recogida en la ley para inaugurar obras públicas una vez convocadas las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo, me pregunto qué haría Manuel Fraga si siguiera al frente de la Xunta de Galicia para satisfacer su voracidad inauguradora en caso de haberse topado con algún tipo de restricción legal. Inaugurator. Yo llegué a trabajar a Lugo, en mi periódico, El Progreso, en 1993, Ano Xacobeo (y año también de elecciones generales). Recuerdo perseguir a Inaugurator a tumba abierta por autovías, carreteras, caminos, rúas y corredoiras de todo Lugo, a toda hostia en el coche del fotógrafo del diario, detrás de Inaugurator inaugurando albergues de peregrinos, colegios y todo lo que se le pusiera por delante. Qué furia de la naturaleza. Siempre buscando el tiro de la cámara de la Televisión de Galicia (“¿Dónde están mis cámaras?”, le recuerdo preguntar con su genio habitual a sus ayudantes). Siempre su proverbial catarata de palabras atropelladas tras la preceptiva bendición del cura en el nuevo edificio (que para eso nos criamos a los pechos del régimen) y, tras engullir unos productos da terra, vuelta a la carretera, sin descanso, hacia la siguiente cinta para cortar. No llegó a abrir un aeropuerto sin aviones ni licencia de navegación, como en Castellón, pero poco le faltó. Le he vuelto a encontrar a Madrid, en circunstancias distintas, muchas veces más, pero cualquiera se acerca a preguntarle por aquellos tiempos. Te puede dar una voz. Inaugurator.